Hace ya unos meses escribí un post sobre un tema
que creo realmente interesante. Se trataba de las investigaciones de Irving
Kirsch acerca de efecto placebo en la
depresión y en general, de la estafa a nivel mundial que representa el
negocio de los antidepresivos en la industria farmacéutica. Este es el mensaje claro y directo
que Kirsch envía con sus declaraciones, que vienen muy bien explicadas en su
libro “The Emperor´s New Drugs”
Ya lo dije y lo vuelvo
a repetir, es un libro altamente recomendable. Quién no tenga conceptos
farmacológicos de base no los necesita porque vienen muy bien explicados
(Kirsch explica este tipo de conceptos partiendo de que el lector no tiene por
qué tener una base), además de ameno es muy interesante.
No hace falta creerse a pies juntillas lo que el libro nos comenta, su interés reside en descubrir información que nos había sido vetada hasta el momento. Estos nuevos conocimientos nos sitúan en posición para reflexionar sobre el tema y decidir por tanto lo que queremos creer.
Bien, siguiendo con el
tema, un punto interesantísimo y que es normal que uno se plantee cuando le
dicen “según estas investigaciones,
parece ser que los antidepresivos son un cuento en la mayoría de los casos”, es la pregunta de: en el
caso de que esto fuera verdad ¿porque la teoría de las monoaminas ha sido y sigue siendo válida a nivel
mundial?
La teoría del balance
químico o de las monoaminas es en la que se basa el funcionamiento de todos los
antidepresivos que se encuentran en el mercado. No voy a entrar en explicaciones
farmacológicas pero para resumir: las monoaminas (de entre ellas, la serotonina,
la dopamina y la noradrenalina son las relacionadas directamente con la
depresión) son neurotransmisores, es decir, sustancias que transmiten
información entre neuronas de nuestro cerebro.
Según
la teoría de las monoaminas, la depresión se produce por un desajuste químico
donde hay una reducción de estas sustancias. La principal
causa de la depresión sería, pues, una carencia en estas sustancias, pudiendo ser
una falta de solo una monoamina, de varias o de todas.
¿Cómo
se supone que funcionan los antidepresivos? Pues aumentando la cantidad de
monoaminas. Lo hacen a través de mecanismos diversos: destruyendo
la enzima que destruye la monoamina (los llamados MAOs), inhibiendo la
recaptación por la neurona postsináptica (los famosos Inhibidores de la Recaptación
de Serotonina)…
La hipótesis de las
monoaminas y sus bajos niveles en la depresión se estableció en los años 50,
pero no hubo estudios controlados que
dieran lugar a los datos en los que hoy en día se basa esta teoría. Con los
años, algunos investigadores han revisado todos estos datos utilizando estudios
controlados, que es como se debe hacer cualquier estudio que quiera comprobar
la eficacia de un fármaco, y… ¡sorpresa! Los datos no cuadran.
Algunos puntos
interesantes que dejan atónito al lector:
1. Los ensayos
realizados no fueron estudios controlados.

Solamente se ha visto
una bajada del estado de ánimo en personas que se están medicando con
antidepresivos que aumentan la serotonina y
a quienes se les para el tratamiento. Pero ni siquiera aquí se produce
una depresión sino una bajada del estado de ánimo temporal.
3. En estudios controlados se ha comprobado que
sustancias como la reserpina, que dan lugar a bajos niveles de monoaminas, no sólo no inducen a un estado de ánimo
depresivo sino que además en cierto porcentaje de casos mejora el estado de
ánimo.
4. Algo que ya mencioné
en el post anterior: todos los antidepresivos funcionan por igual en
unos pacientes y en otros. Si a un
paciente con bajos niveles de serotonina se le da un fármaco que aumente la
noradrenalina, se ha visto que en gran número de casos también mejora ¿cómo es posible que todos valgan para todo?
¿y la supuesta selectividad de los fármacos por una monoamina u otra?
Esto que os presento de
forma tan breve en blog, podréis encontrarlo de forma mucho más detallada en el
libro que os comento. Estoy convencida de que tanto a nivel profesional como
personal, no soy la única que encuentra el tema, además de conflictivo… muy interesante.
Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es
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