En uno de los últimos posts te hablaba de las emociones negativas, o más bien las emociones que nosotros consideramos negativas. Te hablé de por qué hay gente que tolera extremadamente mal emociones tales como la ansiedad, la ira o la tristeza y cómo esas personas mantenían su problema con diferentes estrategias sin darse cuenta. Bien, pues hoy te voy a hablar de cómo podemos empezar a mejorar la situación.
Empezaremos por aprender a tolerar las emociones que consideramos "peligrosas" y para conseguir tolerarlas hay que empezar por disminuir el ansia que surge por evitarlas, que es exactamente lo opuesto a la tolerancia de las mismas,
Has de empezar a
ver las emociones desde una perspectiva diferente. Es decir, las emociones que
consideramos como negativas: estrés, miedo, tristeza, cólera… tienen su
función, de hecho son imprescindibles para nuestra supervivencia.
Sentir ansiedad
nos pone en alerta ante un peligro o una amenaza y dispone a nuestro cuerpo
para la fase de lucha o huída. Sin la ansiedad, nuestras probabilidades de
supervivencia descenderían drásticamente. Por otro lado,
la tristeza nos resulta útil porque es una manifestación de lo que algo o
alguien nos importa cuando lo perdemos. Sin ella nos mostraríamos indiferentes
ante cualquier situación. La cólera nos
ayuda a defendernos cuando se nos ofende o ataca. Es una emoción que nos ayuda
a no dejar que otros sobrepasen los límites violando así nuestros derechos.
Estos son
algunos ejemplos que nos hacen ver cómo estas emociones nos resultan de extrema
utilidad en el día a día aunque socialmente estén vistas como algo negativo y,
consecuentemente, como algo a evitar. Este punto de vista es erróneo y puede
llevar a problemas derivados de la necesidad
de evitar algo que resulta
inevitable en el ser humano.
Además de ver su
funcionalidad, es importante que tengamos en cuenta otra característica de las emociones: son temporales. Viene y van. Muchas veces nos asustan las emociones
que consideramos negativas porque tememos que
se asienten en nuestras vidas y que no seamos capaces de deshacernos de
ellas. Esto no es una perspectiva realista ya que las emociones van variando
con gran facilidad. Tú mismo te habrás dado cuenta de cómo en un mismo día
puedes sentir muy diversas emociones en distinta intensidad.
En lugar
de intentar pararlas o evitarlas, simplemente obsérvalas como si fueras una 3ª
persona que está observando lo que ocurre en tu interior. Observar si juzgar ¿Qué es eso?... Lo que no acostumbras a
hacer.
Se trata de observar tus emociones y describirlas.
Que tu discurso interno se convierta en una descripción de lo que estás
sintiendo, a qué crees que se debe, qué
efectos notas a nivel físico…. Sin intentar
pararlo. Muestra curiosidad por tu estado anímico, su origen y sus
efectos pero sin juzgarte o castigarte a ti mismo por estar sintiendo lo que
sientes ¿por qué deberías castigarte por ello? ¿No tienes derecho a sentir? ¿Por qué deberías sentirte siempre
bien?
Una vez te encuentres observando tus emociones,
intenta centrarte en el momento
presente: la tarea que estés haciendo o en tu respiración, con la que
siempre podemos contar. La práctica de la Respiración Diafragmática Lenta (RDL)
puede resultarte de utilidad en estos momentos para ayudarte a conseguir cierto
nivel de relajación de forma rápida.
Aunque te
centres en el momento presente, la emoción vendrá y se irá repetidas veces. No
cometas el error de pensar que no lo consigues porque esto pase. No se trata de centrarse en el momento
presente hasta el punto de lograr no
sentir tus emociones, ése no es el objetivo. El objetivo es que, sintiéndolas, consigas no abrumarte por ello, tolerándolas
así mejor.
Una
vez hayamos conseguido cierta práctica. Hay que hacerlo igual pero creándonos emociones negativas a través de imágenes,
pensamientos o frases, es decir, crear nosotros mismos la situación que nos suscite emociones negativas para poder practicar la tolerancia a las mismas.
Sé tan tolerante con tus emociones como lo serías con alguien a quien quieres... a ver que surge de esa nueva perspectiva.
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Con posibilidad de terapia on-line |
Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es
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