Hoy voy a dedicar el post a
hablar de los mitos y las realidades del
Síndrome de Gilles de la Tourette (SGT). Como en cualquier tema, hay cosas que solemos escuchar que son
ciertas y otras que son simplemente fruto de la ignorancia del ser humano. El
SGT no es una excepción y le rodean tantas verdades como leyendas
urbanas.
Vamos a ello:
REALIDAD: Sí es cierto que han de
haber tics para poder realizar un
diagnóstico de SGT. En ausencia de tics, no existe este trastorno.
MITO: La mayoría de personas con SGT
dice obscenidades. Esto no es cierto, de hecho solo un pequeño porcentaje de
población clínica manifiesta este tipo de tics. Lo que ocurre es que la coprolalia es muy llamativa y suelen
sacarla en películas y/o reportajes como algo representativo del SGT, pero no lo es.
REALIDAD: Los tics alcanzan su punto
álgido entre los 9-11 años aproximadamente.
MITO:
El síndrome puede mejorar al pedirle a la persona que
retenga sus tics incluso si luego puede haber un aumento temporal
compensatorio. No es útil ni recomendable pedir a la persona que retenga sus
tics, el tratamiento hacia la mejoría no funciona de ningún modo en ese
sentido. Es más, puede resultar perjudicial.
REALIDAD: Las personas con SGT sufren
ataques de cólera que se explican por
otros problemas asociados al síndrome, como
el Trastorno Explosivo Intermitente.
MITO:
la medicación es la única forma de controlar el problema. No es cierto, ya que
la terapia ha demostrado su eficacia en la población clínica.
REALIDAD: Los tics varían y
pueden cambiar en una misma persona a lo largo del tiempo. También pueden
manifestarse de forma variable según la situación.
MITO: una persona con SGT no
controla lo que hace, ya que es un problema de origen neurológico. Esto no es
cierto ya que se sabe que hay vías neurológicas implicadas en el síndrome pero
se desconoce hasta qué punto son causa o consecuencia del problema.
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Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es
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