Este post va a ser tan práctico
como el anterior pero lo voy a dedicar exclusivamente al tema de la exposición, herramienta esencial para
cualquier psicólogo cognitivo-conductual. Creo que las sesiones pueden
aprovecharse para hacer exposiciones si el caso lo permite. Es una herramienta
extremadamente útil que, si además se hace en consulta, ayuda al paciente a
entender mejor la estrategia y cómo llevarla a cabo en casa o en su día a día.
A veces las exposiciones se
pueden hacer únicamente con el paciente y otras podemos tirar de público, bien porque el tipo de problema
lo requiere (por ejemplo, un caso de
fobia social), bien para ayudarnos en la ejecución de la tarea o bien para aumentar el nivel del reto.
Vamos con algunos ejemplos de
exposición y cómo se llevaría a cabo (de forma muy resumida) su aplicación en consulta.
Al final del día, cuando lo
recoja, tenemos que asegurarnos de que no ha utilizado otros medios para
contactar a sus hijos.
Un TOC: un chaval
convencido de que si piensa en la posibilidad de que sus padres mueran, está
aumentando la probabilidad de que esto ocurra.
Vamos a utilizar la sesión para describir las posibles maneras en las
que podrían morir, lo que ocurriría después de la muerte de sus
progenitores...Mientras lo estamos hablando, lo está pensando, por lo que se
enfrenta a sus miedos. En este caso, estaríamos hablando concretamente de Exposicion con Prevención de Respuesta (EPR) ya que ese tipo de exposición incluiría la no realización de compulsiones o rituales (cognitivos o motores) para disminuir la ansiedad provocada por la obsesión (Si lo pienso, mis padres van a morir)
Si a nosotros nos da reparo
hablar de un tema similar, estamos justificando el comportamiento del paciente
y por lo tanto, su TOC. El paciente se dirá: si a ella le cuesta hablar, será por algo. En el fondo no quiere por si
le trae mala suerte o..vete tú a saber si de algún modo...
No podemos permitirnos ese lujo.
Tenemos que transmitir seguridad y para ello tenemos que creer tanto en lo que
decimos al paciente como en lo que hacemos con él (y le enviamos hacer).
Estos ejercicios de exposición,
por poner algunos ejemplos, pueden ser muy útiles y prácticos.
Es importante, en realidad
esencial, preguntar de vez en cuando el
nivel de ansiedad del paciente para regularlo y saber manejarlo adecuadamente a
lo largo del ejercicio. Al final de la sesión, es más que recomendable preguntar al paciente si le ha resultado de utilidad,
si le ha ayudado a llegar a alguna conclusión,
reflexión o similar; que le ha resultado más difícil, que le ha ayudado
a llevarlo mejor...Todo ello nos proporcionará información útil y relevante
para seguir la terapia de una forma u otra, así como realizar posibles mejorías en el ejercicio
que se ha practicado.
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Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es
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