Todos hemos oído alguna vez
aquello de "siempre ve el vaso medio vacío" o "hay que ver
el vaso medio lleno" y derivados varios, todos ellos para hablar de una
actitud pesimista u optimista ante la vida. Cuando hacemos este tipo de comentarios hablamos de interpretaciones, de cómo valoramos una determinada situación. En definitiva, habla de nuestra actitud ante la vida. Pero el otro día me encontré con un nuevo punto de vista sobre este dicho que me gustó y me llevó a reflexionar. Puesto que estamos a punto de dar la bienvenida al 2016, me ha parecido un buen tema para el último post del año. Así que allá vamos.
La frase en castellano venía a
decir algo así como "Las personas
que se preguntan si el vaso está medio vacío o medio lleno pasan por alto lo importante. El vaso se puede volver a llenar". Considero que esta afirmación es, además de
inteligente, muy cierta. Aquí deja de hablar de interpretaciones o valoraciones para referirse a los hechos, concretamente al cambio.
Las personas cambiamos y las
situaciones también. Cualquier situación es susceptible de cambio y me
atrevería a decir que cualquier persona, en mayor o menor grado, también. A veces estamos motivados para
ello y nosotros mismos lo provocamos, otras cambiamos con el tiempo y las
experiencias sin darnos cuenta. Algunas
situaciones cambian porque nosotros actuamos para ello, otras cambian sin
esperarlo y, queriéndolo o no, nos tenemos que adaptar a lo nuevo.
Hay gente deseosa de cambios y
otra que los teme. Los primeros suelen ser más proactivos, poco amigos de la
rutina y ansiosos por todo lo que pueda representar una novedad (pequeña o
grande) en sus vidas. Los segundos se aferran a lo seguro temiendo que los
cambios no sean para bien. El cambio representa incertidumbre y como ya sabrás,
el ser humano y los interrogantes no se acaban de entender demasiado bien, lo
que lleva a mucha gente a quedarse en la
(tan de moda) llamada zona de confort.
A veces uno se arma de valor, se
desentiende de aquello de "más vale lo malo conocido que lo bueno por
conocer" y logra salir de su propia
zona de confort. Otras veces la vida te
obliga a hacerlo, sin darte más opciones y tú tienes que adaptarte y al pasar el tiempo darte cuenta de que quizás
era lo mejor que podía haberte sucedido. O no.
En cualquier caso, sea cual sea
tu situación, ésta siempre será susceptible
de cambio. El vaso siempre puede
volverse a llenar por lo que hay que mantener la esperanza y trabajar para
lograr el cambio deseado. Aunque llegue un momento en que uno crea que ha
tocado fondo, que no le queda ilusión, ganas de vivir, que ya no hay más
lágrimas que derramar porque ya no le quedan más por llorar... Las situaciones
cambian y nosotros con ellas.
Y a lo mejor te estás preguntando "por esa de regla
de tres, el vaso también se puede vaciar" Cierto. Por eso uno nunca debe
sentirse culpable por lo bueno que la vida le depare, por la buena suerte que
tenga. Hay que agradecer lo que se tiene y disfrutarlo al máximo porque no se
sabe lo que va a durar ni cuando nuestra situación puede cambiar. Y si el vaso se vacía... habrá
que volverlo a llenar. La vida se encargará de ello y cuanto más trabajemos,
más fácil se lo pondremos.
Tomemos nota de ello para el año que nos recibe, que dicho sea de paso, viene cargado de interrogantes.
Feliz Año Nuevo.
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Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es
www.profesionaldelapsicologia.es
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