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En el último post te hablé del enamoramiento según lo describen los autores del libro Psicología de la Motivación y la Emoción, en su capítulo Emociones
sociales: enamoramiento, celos, envidia y empatía. Hoy vamos a
continuar hablando de estas emociones sociales y más concretamente de los
celos. En posts anteriores te he hablado
del tratamiento terapéutico de los celos patológicos pero este post lo voy a
dedicar a la descripción de la
emoción de celos en sí misma más que al manejo terapéutico.
Sentimos celos cuando percibimos
que una tercera persona amenaza con romper una relación que es importante para
nosotros, independientemente de que la percepción de amenaza sea real o
imaginada. Es decir, sentimos celos cuando tememos que la atención que nos
tiene la otra persona puede desviarse hacia un tercero. Según Chóliz y Gómez, esta
posible pérdida de atención la relacionamos con una pérdida de nuestra
identidad (self), ya que la manera en la que nos percibimos a nosotros mismos se
forma en gran parte a través de las relaciones
con los demás, es decir, las relaciones interpersonales y cómo nos
manejamos con las mismas influyen en cómo nos percibimos a nosotros mismos como
individuos, en cómo nos definimos. Por lo tanto, una pérdida de atención por
parte del otro, implica una pérdida de parte de nuestro autoconcepto, de ahí a
que los celos puedan ser tan potentes, una emoción que puede llegar a vivirse
con mucha intensidad: el miedo que yace en ellos no es solo la pérdida de la
relación en sí, sino también la pérdida de parte de nuestra identidad.
Los celos, a pesar de resultan
aversivos (están compuestos de tres emociones básicas: ira, tristeza y miedo), como
toda emoción también tienen una función: pueden ayudar a proteger una relación que se veía amenazada.
En los celos hay dos tipos
fundamentales de estrategias: las directas y las indirectas. Parece ser que las
primeras son más típicas de personas con una buena autoestima, casos en los que
los niveles de celos no son elevados y
en las que el objetivo es rescatar la relación confrontando la situación directamente (hablando con la
pareja o dirigiéndose directamente al supuesto rival). Las estrategias indirectas
son más típicas de personas con baja autoestima y el objetivo en este caso se
centra más en disminuir el malestar emocional propio a la par que se intenta restablecer
la relación.
Los celos Chóliz y Gomez destacan
varios tipos de celos:
- Los celos sospechosos serían los que sentimos cuando estamos convencidos de la amenazada aunque ésta no está clara, es ambigua. Ese tipo de celos se caracterizan por temor y ansiedad sobre lo que podría pasar en la relación y que se manifiestan en una preocupación constante (rumiaciones), falta de concentración, fantasías sobre el tema...
- Los celos consumados no se caracterizan tanto por un estado de ansiedad constante por el futuro de la relación sino más bien por envidia, deseo de lo que tiene el otro, es decir, la tercera persona que es percibida como "la amenaza". A diferencia de los celos sospechosos, en los celos consumados el deterioro de la calidad de la relación es evidente, una realidad.
- Los celos patológicos son los que se mantienen a pesar de la falta de pruebas o evidencias a favor. Es decir, la persona cree firmemente que su pareja le está siendo infiel (de pensamiento, de acción...) a pesar de no tener ninguna prueba que sostenga esa creencia. Los celos patológicos se van manifestar de diferentes formas que suelen causar un grave deterioro de la calidad de la relación. La persona celosa va a estar muy pendiente de lo que hace la pareja, buscará reaseguración preguntando numerosas veces dónde ha estado, con quién, cuánto tiempo..., buscará "pruebas" que vayan a favor de sus sospechas (revisará el móvil, las redes sociales, olerá la ropa....), pueden incluso llegar a seguir a la pareja si cree que miente sobre los lugares a los que va o llamarle constantemente para "pillarle" en la mentira, entre otras muchas conductas.
Desde el punto de vista de los
autores, los celos son producto de una mezcla de variables personales de quién
los padece (y a su vez estas variables dependen del contexto sociocultural en el que la persona ha crecido) y variables situacionales/circunstanciales de la pareja,
de ahí a que sea considerada una emoción social. Además, está comprobado que los celos son una emoción que se da prácticamente en todas las culturas existentes, lo que las diferencia es la forma en la que se expresa la emoción.

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Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es
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