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"Empaqueta tus penas y dámelas todas a mí. Las perderías, yo sé cómo utilizarlas, dámelas todas a mí" (Vanguard,1999) |
Hace unas pocas semanas me reuní con la que es mi tutora en España de mi tesis doctoral. Debido a la reciente muerte de mi padre había dejado de lado el proyecto un par de meses. Es una tutora excelente, sin su motivación y apoyo no sé que sería de mi tesis. Hablamos de cómo me encontraba y me expresó lo contenta que estaba de que retomara el proyecto. Me acuerdo de lo que le dije:
Estoy mejor pero hay momentos en los que me paro y "sincronizo" con lo que ha pasado. Veo su imagen, oigo su voz y el sentimiento es tan intenso que lo elimino. Una castración en toda regla. Es como asomarme al abismo unas milésimas de segundo y eliminarlo. No sé como lo hago, simplemente sucede así.Lo único que sé es que necesito funcionar.
A lo que ella me respondió: Estás disociando, es normal e incluso a veces necesario.
A lo que ella me respondió: Estás disociando, es normal e incluso a veces necesario.
Disociando. No fui capaz de etiquetar lo que me pasaba hasta que ella lo dijo.Hay que ver lo ciego que puede estar uno cuando las cosas le pillan de cerca (y por eso es muy poco recomedable hacer terapia con amigos o familiares del propio terapeuta)
Disociar te permite funcionar pero solo es una forma que tiene nuestra mente de defenderse ante cosas que no puede digerir.Metemos el polvo debajo de la alfombra pero no lo limpiamos.Y eso a la larga se paga.
Disociar en ciertos momentos es práctico pero tiene que venir acompañado de trabajo psicológico consciente para resolver lo que está en proceso.Lo que viene siendo pararse de vez en cuando a limpiar el polvo que hemos escondido bajo la alfombra. Hay muchas formas de poder limpiar el polvo, todas tan dolorosas como necesarias.
La disociación es un fallo de integración de información, afectos, ideas y experiencias. Según un modelo dimensional, todos disociamos en cierta medida porque todos tenemos capacidad disociativa pero la frecuencia e intensidad con la que disociamos convierte el fenómeno en cotidiano o en algo patológico. Por otra parte, nos encontramos con el modelo categorial, que viene a decirnos que la disociación se tiene o no se tiene, y si la tienes es siempre patológica porque la población general ("población sana") no disocia.
El tema de los modelos dimensionales versus los categoriales es siempre motivo de disputa en psicología, tan solo tienes que echar un vistazo a la polémica que rodea al DSM V y todas sus versiones anteriores.
Según el modelo dimensional, la
disociación puede manifestarse de diferentes formas y no tienen por qué ser
todas ellas negativas (patológicas), es más, sucede que a veces es lo contrario. Una concentración
máxima en una tarea hasta tal punto que uno se olvida del contexto y del tiempo,
sería una forma de disociación (sin ir más lejos, la meditación podría
considerarse como tal); la sensación de que sales de tu propio cuerpo y te
observas desde fuera (despersonalización); la sensación de atontamiento psíquico; sensación de
irrealidad (desrealización); la hipnosis; o algo muy típico en muchos de nosotros: hacer dos
cosas a la vez, una de ellas de forma automática y la otra no. En este último
ejemplo, somos conscientes de una tarea pero en la otra ponemos el piloto
automático, como cuando conducimos y vamos pensando en nuestras cosas y no
somos conscientes del camino que estamos tomando. Ahí también estaríamos
disociando. Ahora se nos plantea una pregunta interesante: ¿es igual la
disociación cotidiana que aquella que es
patológica? En un principio no, la primera sería voluntaria y puedo conectarla
y desconectarla cuando quiero y necesito, mientras que la segunda no.
Otros autores conciben la
disociación como tal solo cuando es estructural, es decir, cuando afecta a la
personalidad dividiendo las diferentes identidades de nuestro "yo".
En este caso no se concebirían las manifestaciones que te he
mencionado anteriormente como disociación, ya que no hay alteración de la
personalidad del individuo, tan solo serían estados alterados (todos ellos, incluídas
la despersonalización, la desrealización...) pero no alteraciones de la
personalidad. En este caso, el máximo exponente de la disociación sería lo que comunmente se conoce como Trastorno de Personalidad Múltiple (aunque su nombre correcto es Trastorno de Identidad Disociativo), del que hablamos al comentar la película Split. Si te interesa investigar un poco, pincha aquí para recordarlo.
Y hasta aquí por hoy. Si estás interesado en el tema y dominas el inglés, todo el material lo puedes encontrar mucho más desarrollado en The dissocive Mind de Elisabeth H. Howell

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Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es
www.profesionaldelapsicologia.es
guau que buen tema interesante. sigueme y te sigo :P
ReplyDeletepsicolopractica