Hace ya dos o
tres meses escribí sobre el Trastorno Límite de Personalidad (TLP) así que va siendo hora de retomarlo con algún otro post
porque además de muy complejo no deja de ser un tema muy interesante del que
hablar desde el punto de vista clínico.
Hoy lo voy a dedicar a una de las manifestaciones más típicas del trastorno: la dependencia
emocional.
Ese aburrimiento vital lleva a la persona con TLP a buscar
emociones fuertes con el objetivo de llenar el vacío que sienten. Esto pueden
hacerlo de muy variadas formas, desde deportes de alto riesgo hasta caer en
todo tipo de adicciones.
Otra forma de
mostrar dependencia emocional es a través de las relaciones puntuales basadas
en el sexo. En realidad, lo que estas personas buscan con este comportamiento
es el cariño del otro pero al creer no ser merecedores del mismo se limitan a
establecer relaciones sexuales.
En otras
ocasiones la dependencia emocional se muestra de una forma muy distinta, que es
haciéndose cargo de otra persona, es decir, cogen el rol de cuidador poniéndose a ellos mismos en segundo lugar. Lo que en
realidad hacen es cuidar del otro como les gustaría ser cuidados.
Hay pacientes
con TLP que se focalizan en ser el centro de atención allá por donde van. Esta es
una forma más superficial que el resto pero el objetivo es exactamente el mismo:
sentirse menos vacío, aunque sea a través de la conquista social. Lo importante
es ser el centro de atención y si para ello la persona tiene que tener una actitud
provocadora con comentarios dañinos, lo hará. Si bien es cierto que se suele
preferir ser el centro de los focos para
bien.
Por último, también
esta aquel que intenta llenar su vacío emocional a través de la aceptación
social, adaptándose cual camaleón con el objetivo de ser aceptado y querido por
el resto aunque ello implique sacrificar
los propios valores y necesidades.
En cuanto a aquellos que intentan llenar su vacío emocional con la búsqueda de pareja a toda costa, enseñaremos al paciente a establecer
relaciones más sanas con el resto de la gente. La persona con TLP ha de aprender
a que puede establecer relaciones a diferentes niveles y no todas ellas tienen
porque responder a un grado elevado de intimidad. Tendremos que trabajar en
profundidad la mejora de las habilidades sociales, el aumento de la tolerancia a la frustración así como de las expectativas realistas sobre lo que esperar de
las diferentes interacciones sociales y qué esperar de la gente en
general. En fin, un trabajo en profundidad sobre las relaciones humanas a diferentes niveles y en los diferentes
contextos.
Para los que
cogen el rol de cuidador, es esencial trabajar la idea de que uno mismo también
cuenta y por lo tanto parte de la terapia se va a centrar en
desvincularse un mínimo del otro dándose más de prioridad a uno mismo. En este caso en
concreto, la expresión de emociones negativas también suele ser un punto a
trabajar, ya que suelen estar reprimidas con la idea de "no puedo/no tengo
derecho a". La asertividad en general será un punto clave con los TLP de tipo cuidador, especialmente la parte que implica a prender a decir "no", así como con aquellos que buscan la aceptación social a toda costa.
En cuanto a aquellas que buscar ser el centro de atención, también nos focalizaremos en las habilidades sociales y en enseñar al paciente a mantenerse de vez en cuando en un segundo plano.
Si te interesa el tema, te aconsejo que eches un vistazo al libro Vivir con el Trastorno Límite de la personalidad, de Álvaro Frías. Un libro de carácter divulgativo que sirve tanto para profesionales como para público general y que da una visión global bastante útil del trastorno.
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Con posibilidad de terapia on-line |
Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es
www.profesionaldelapsicologia.es
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