Sabotaje

En terapia siempre te encuentras con diferentes tipos de pacientes.  Si nos referimos a su esfuerzo y motivación, podemos hacer una pequeña clasificación que dará lugar a tres grupos: 

1. Los que están muy motivados y vienen dispuestos a poner toda la carne en el asador.
2. Los que, sin llegar al nivel de los primeros, trabajan y se mueven para que la terapia de sus frutos.
3. Los que sabotean su propia recuperación.

Trabajar con el primer grupo es un placer. Llegan siempre puntuales, no se saltan ninguna sesión salvo emergencias, se esfuerzan mucho en las sesiones y fuera de ellas, te traen las tareas hechas a conciencia y otras extra que han  creído convenientes... Es un lujo. Normalmente estas personas suelen avanzar más rápido en terapia que el resto, lo que hace que vean resultados antes y que estos les sirvan de refuerzo positivo para continuar igual que lo ha hecho hasta ahora.
El feedback que recibe el profesional es muy grato, os lo puedo asegurar.

El segundo grupo también suele ser responsable y proactivo pero no en la medida de los primeros. También se suele trabajar  bien con ellos. Quizás se salten alguna sesión, alguna que otra vez no traigan las tareas hechas... pero por  norma general se les ve implicados. También tenemos suerte con ellos.

En el tercer grupo se encuentran las personas que, viniendo a terapia por propia inciativa, sabotean las sesiones. Ojo, no lo hacen conscientemente pero el resultado es el mismo: estancamiento. A continuación os voy a indicar algunas de las formas de sabotaje más comunes en consulta:


1. Falta de puntualidad.
2. No hacer las tareas.
3. Cancelar las sesiones a menudo y/o en el último momento.
4. Insitir a la hora de mezclar temas que no tienen nada que ver con el motivo de consulta.
5. Culpar a todos los demás y/o situaciones de  todo lo anterio


¿Qué podemos hacer con estos pacientes? ¿Un sobreesfuerzo por parte del profesional es lo adecuado?  o por el contrario ¿Es mejor aconsejar parar la terapia? ¿ Hay que reñir al paciente? ¿Cambiar la estructura de las sesiones? ¿Nos mantenemos en nuestro sitio o flexibilizamos?

Bien, a mi criterio creo que  la respuesta del profesional dependerá de la del paciente. Están lo que yo llamo Primeros y segundos recursos. Pronto sabréis identificarlos...

Puntualidad: Si  el paciente no llega a tiempo en las sesiones en más de una ocasión  le indicaremos que hay más pacientes detrás y que su falta de puntualidad da lugar a un efecto dominó (al principio uno suele cumplir con la hora entera del paciente .incluso si éste llega tarde). Le avisaremos de que la próxima vez el tiempo se le tendrá que quitar de su sesión.
Si a pesar de nuestras explicaciones, siempre de forma asertiva, el paciente hace caso omiso y sigue llegando tarde, lo que haremos es no repetírselo  sino actuar. Esto se traduce en que si el paciente llega 20 minutos, ese tiempo se le restara a su sesión. Si pide explicaciones, se le dice tranquilamente el por qué y se le recuerda que se le avisó.

Tareas: Si no las hace, le volvemos a explicar por qué son importantes y la diferencia de resultados que podemos obtener haciéndolas o no. Si las hace mal o no las hace porque dice que no lo entendió bien, se la volvemos a explicar para una próxima sesión. Le indicamos que nuestro teléfono/email está a su disposición  para las dudas o problemas con las tareas que pueda tener entre sesión y sesión. Por lo tanto, no entender bien la tarea no es excusa para no hacerla, ya que puede salir de dudas contactándonos.

Si la situación se da repetidamente, hay varias opciones: no enviarle más tareas  y pedirle que nos avise cuando esté más motivado para hacerlas (si ese momento llega) o seguir enviándoselas a pesar de que no las haga.
En realidad, que las haga o no únicamente va en perjuicio del paciente y no del terapeuta, por lo tanto está de más sofocarse por el tema.

Cancelar las sesiones a menudo y/o en el último momento: Si lo hace a menudo sin una razón de peso podemos indagar sobre el tema y darle nuestro punto de vista, avisándole de que a ese ritmo la terapia va a  resultar mucho menos provechosa, además de muy lenta.
Si lo hace siempre en el último momento (una hora antes, por ejemplo) podemos establecer la pauta de que el cliente pague las sesiones cuando se den este tipo de situaciones. Un plantón puede darse, 3 ya no.

Es condicionamiento operante en toda regla: mientras no haya algún tipo de consecuencia negativa para el paciente ¿por qué va a cambiar su forma de hacer las cosas? Aquí habríamos descartado la empatía y similares, ya que los primeros recursos los habríamos agotado

Insitir a la hora de mezclar temas que no tienen nada que ver con el motivo de consulta.
Al principio reconducimos la sesión ya que es parte de nuestro trabajo saber hacerlo. Si observamos que se da repetidas veces a lo largo de las sesiones, deberíamos indagar con el paciente para saber por qué ocurre esto (estrategias de huída y evitación)

Culpar a todos los demás, situaciones y/o propias circunstancias de  todo lo anterior: Utilizaríamos los mismos recursos que  en el punto anterior.


Si sigues el blog, te acordarás de un post sobre pacientes manipuladores que escribí hace un tiempo. Esto también es una forma de sabotaje que me he encontrado en consulta pero no la he puesto en la lista porque en esta ocasión la persona sí lo haría de forma consciente, sabe lo que hace y por qué. En las situaciones de las que te hablo hoy puede pasar pero en la mayoría de las ocasiones la persona ni siquiera es consciente del sabotaje.

Sara Llorens Aguilar
sllorens@cop.es
www.profesionaldelapsicologia.es

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