Desconectar para conectar: el miedo a estar a solas con nosotros mismos

Hay un pequeño ejercicio que me gusta mandar cuando no veo claro qué trabajar y claramente no nos encontramos frente a ningún tipo de trastorno propiamente dicho. Este tipo de situaciones me las suelo encontrar cuando  no me cuadra la información que el paciente me proporciona en las sesiones con los objetivos que establecimos en la fase de evaluación y/o observo que intenta ocupar  la sesiones hablando de todo y todos salvo de sí mismo. También cuando me dice que se encuentra mal pero que no sabe dónde está el problema y tampoco sabe reflejarlo en los registros; o cuando directamente me dice que huye de sí mismo  y de analizar nada de lo que le pase.

En estos casos suelo pedir un ejercicio que a priori puede parecer muy  fácil pero  a según quién se lo pidas le puede suponer todo un reto. La pauta es tan simple como: todos los días te vas  a aislar unos 10-15 minutos (sin móvil, libros, música, pc, otras personas.... nada, sin estímulo alguno salvo la propia mente) y vas a dedicarlos única y exclusivamente a observar qué te pasa por la cabeza, es decir, qué tipo de temas te vienen, cómo son tus pensamientos sobre esos temas, qué emociones te producen en el momento.... Y lo anotas para que luego podamos revisarlo juntos.  Para mi sorpresa, me he encontrado con bastantes dificultades a la hora de llevar  a cabo el ejercicio. Te recuerdo que les pido 10 minutos al día, no más. Sin embargo, a algunos de ellos les daba pavor estar a solas con su propia mente. Y repito que ninguno de ellos venía por padecer un trastorno tal como un TOC, una bipolaridad o una depresión. Todos los casos de los que te hablo venían por temas cotidianos: confusión, malestar general, se encontraban perdidos...Cuándo les preguntaba por qué no habían hecho el ejercicio, la respuesta era siempre parecida: "me cuesta horrores", "no podía, lo intentaba y enseguida me ponía nerviosa", "me venían temas que me ponían mal y quería dejarlo"... En ese momento analizábamos qué había pasado y recalcaba las razones por las que el ejercicio era importante para que la terapia funcionara. Poco a poco, sesión tras sesión, los intentos eran mayores hasta que sacábamos material real y de interés para poder trabajar.


Ya generalizando y más allá de estas personas... ¿Cómo vamos a saber qué nos pasa si somos incapaces de estar a solas con nosotros mismos? ¿Cómo enfrentar mis problemas si no me atrevo a identificarlos? ¿Cómo voy a saber quién soy si no me  permito conocerme? Y esto pasa más a menudo de lo que creemos. En este caso te hablaba sobre pacientes con ciertas problemáticas cuya razón principal para no estar a solas consigo mismos era el miedo. Pero a mucha gente le pasa lo mismo por razones diferentes. Por ejemplo, a raíz de la sobreestimulación general  a la que nos vemos sometidos día a día (elegimos estar sometidos, porque al fin y al cabo no deja de ser una elección) una gran cantidad de nosotros no encuentra tiempo, momentos, para estar consigo mismo. Y estar solo en casa, tranquilito, con una serie, el móvil o un libro no es estar a solas con uno mismo, eso es simplemente estar a solas. Nada más. Los momentos de soledad con uno mismo son  extremadamente necesarios para nuestra evolución. Es en estos ratos donde nuestra mente tiene espacio y tiempo para la reflexión, para el análisis, para el recuerdo... vamos, lo que viene siendo la actividad introspectiva. Básica para nuestro desarrollo psicológico y humano. Las personas cada vez dedicamos menos tiempo a la introspección debido a este exceso de estimulación de la era digital en la que vivimos. De alguna manera se nos "obliga" a estar continuamente conectados con el exterior. En lo personal, en lo profesional... vivimos continuamente conectados para "no perdernos nada" y, paradójicamente, esta continua conexión con el mundo externo nos lleva a conectar menos con nosotros mismos,  hay poco espacio para el tiempo en soledad.

¿Cómo voy a conocer de verdad a los demás si no me termino de conocer a mí mismo? ¿Para qué conectar tanto con el exterior si la primera conexión que tengo que establecer es de baja potencia? Si yo no sé conectar conmigo y conocerme a fondo, eso me llevará a establecer relación interpersonales de menor calidad ¿eso es lo que quiero? ¿Cómo voy a saber si realmente me gusto como persona, si he de mejorar cosas, si hago buenas elecciones, cuáles son mis miedos, por qué repito patrones que me dañan, por qué tengo los bajones que tengo.... si no tengo tiempo ni espacio a buscar en mi interior y entenderme?

Te propongo que hagas tú mismo en casa este pequeño ejercicio que les pedía a mis pacientes. Quizás te encuentres en zona cómoda porque eres muy introspectivo y estés habituado. Por el contrario, quizás te pongas a ello y te sorprenda tener más dificultades de las que pensabas que ibas a tener. Tal vez te sorprendas pensando en cosas, yendo a terrenos, a recuerdos  con los que no esperabas encontrarte. Y quizás te sorprendas a ti mismo pensando, o sintiendo, de determinada forma. Si es el caso, no te asustes, párate e intenta profundizar en ello. Ya que estás, intenta no quedarte en la superficie...aunque cueste. Considero que es un ejercicio interesante que en realidad debería formar parte de nuestro cotidiano ¡Suerte en tu intento!


Con posibilidad de terapia on-line


Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es

Comments