MANTENIMIENTO DE LOS CELOS


Voy a recopilarte lo que hasta ahora se ha  tratado en el blog acerca de los celos y lo que pretendo  tratar en los próximos post sobre el tema:

  • Definición de celos  y celotipia. Diferencias.
  • Diferencias entre personas sanas y personas con celotipia
  • Qué te hace más vulnerable para sufrir celos patológicos
  • Tipos de celos patológicos
  • Qué mantiene los celos patológicos: Este punto es el que voy a tratar hoy aquí.
  • Tratamiento de los celos.

¿Qué factores mantienen mi problema?

Si sufres  de celos patológicos, sabrás que el problema lo sufres tú y tu pareja ¡A la pobre la dejas hecha polvo! ¡Pero lo peor es que ella sin saber contribuye a que el problema siga!

Conductas por tu parte, tales como:

  • Vigilar a tu pareja
  • Continuas llamadas al trabajo
  • Revisarle  el móvil, el correo electrónico
  • Olerle la ropa ( para ver si encuentras perfume de mujer/hombre)
  • Revisarle los bolsillos
  • Pedirle explicaciones
  • Interrogatorios al volver a casa
  • Preguntar a sus amistades

Hacen que  el problema se mantenga y se agrave. Son las conductas de seguridad de las que ya hemos hablado en otros posts: te calman a corto plazo y a largo plazo empeoran el problema.
Estas conductas hay que eliminarlas.

Al mismo tiempo, tu pareja mantiene el problema con conductas tales como: cogerte el teléfono cuando llamas, respondiendo a tus interrogatorios, dándote explicaciones, dejándote el móvil para que se lo revises…. Creyendo  que esto te hará sentir mejor y confiar más en él o ella. Lo hace con buena intención, creyendo que ayuda a disipar el problema, pero se equivoca. Ayuda a mantenerlo y a agravarlo.
Estas conductas también van fuera.

Para que te quede más claro, vamos con un ejemplo:

María y Juan tienen 26 y 30 años respectivamente, llevan cuatro juntos, de los cuales uno y medio de convivencia.

Nunca han tenido ningún problema en especial y siempre han calificado  su relación de “muy buena”,  hasta que debido a una nueva compañera de trabajo de Juan, María empezó a tener muchos celos de la relación de su novio con la compañera de trabajo, a la que ella calificaba de “súper sexy”.

A raíz de esta nueva relación laboral, María cambió brutalmente su comportamiento de forma que cada noche, cuando Juan volvía del trabajo, pasaba por un interrogatorio en el que María le preguntaba hasta qué tipo de café había pedido en la comida. TODO.
Cuando Juan estaba en la ducha o fuera con algún amigo, María registraba su Facebook y su correo, así como su móvil.

También solía llamar al trabajo preguntando por él para ver si realmente estaba allí.
Como éstas, otra decena de conductas similares  que iban agotando y enfureciendo a Juan cada vez más. Les distanciaban y Juan pasaba cada vez más tiempo  fuera de casa porque decía “no reconocer a María”

 Pasaron varios meses dónde las cosas iban a peor. Juan no lo entendía ya que accedía a todas las peticiones de María: respondía a sus preguntas, le daba explicaciones, no salía con más gente si ella le pedía que no lo hiciera, no fue a la comida de Navidad del trabajo ¡incluso dejó de ir de copas con los compañeros los miércoles por la noche, como solía hacer desde hacía dos años! ¡Y eso que le encantaban esas reuniones!

¿Qué pasó? Llegó un momento en que las discusiones eran tan constantes y Juan se sentía tan lejos de María que una noche se acostó finalmente con su compañera de trabajo. “No sé el motivo por el que lo hice. Ni siquiera me gustaba. Me sentía tan lejos de María.” Se arrepintió enormemente
 “¡Yo estoy enamorado de María! Es la mujer de mi vida. Pero últimamente nuestra relación es insoportable. No entiendo por qué. No le he dado motivo alguno en toda nuestra relación. Ella lo sabe”

Se lo contó a María, quién montó en cólera pero acabó entendiéndolo, lo que no significa que lo excusara. “No es que le excuse, pero yo sé cómo me he comportado estos últimos meses. No era feliz y a él lo veía cada vez más triste. No hablábamos casi, siempre discutíamos, siempre peleando, siempre criticándolo y acusándolo, mientras él cedía a todas mis peticiones para satisfacerme. ¡Pero eso en lugar de ayudarme, hacía que a la larga me sintiera peor y le pidiera aún más!

María le perdonó, no fue fácil pero acabó perdonándole y reconociendo su parte de culpa.
Necesitaron algunos meses de  terapia individual y de pareja. Ahora vuelven a estar bien. “Volvemos a ser los mismos”.
Sara Llorens Aguilar
sllorens@cop.es



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