¿Qué es la Dismorfofobia?



Hace bastantes años una  persona que conocí me habló de una amiga suya que se veía el pelo verde:

“Ella es rubia, como yo, pero se ve el pelo verde. Ha hecho de todo: se lo ha tintado, se lo ha cortado… pero se sigue viendo el pelo verde aunque todo el mundo le diga que es rubia. Sus padres la han llevado a terapia porque está obsesionada con el tema y no quiere salir de casa” 

Por aquella época yo no sabía lo que sé ahora y  desconocía  que lo que me estaba contando  aquella chica se trataba de un Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), también conocido como Dismorfofobia.

En este tipo de trastorno psicológico, clasificado dentro de los trastornos somatomorfos, la persona  se obsesiona con una (o varias)  parte de su cuerpo que cree tener deforme (exageradamente pequeña o grande, de otro color, con forma anómala…). La obsesión con esta parte del cuerpo (nariz, pelo, piel, manos, dedos de los pies, caderas…) genera un alto nivel de malestar  que da lugar a que la persona lleve todo tipo de conductas para esconder o disimular la zona. Si el tema es muy grave puede evitar ir al trabajo, universidad o colegio, así como otras actividades u obligaciones del día a día, dando lugar a un deterioro funcional importante.
Este “defecto” físico puede ser tanto real como imaginado.

A diferencia de la distorsión de la imagen corporal que se sufre en la Anorexia y en la Bulimia, dónde la persona tiene una distorsión general relacionada con un exceso de masa corporal imaginario, en el caso del TDC no es una distorsión general sino que está concentrada en uno o varios aspectos específicos del físico, además de que no tiene por qué estar relacionado con  el exceso de volumen o grasa.

Destacar que suele empezar en la adolescencia, algo que cabe esperar si tienes en cuenta que es la etapa dónde empieza a tenerse en cuenta la imagen corporal. También has de saber que parece ser que afecta tanto a mujeres como a hombres por igual.

Como factores de riesgos están, entre otros: padres que han dado siempre una importancia excesiva al físico, burlas en el colegio, algún trauma (por ejemplo: haber sufrido  acoso escolar) personalidad perfeccionista, introvertida y neurótica, padecer otros problemas psicológicos (TrastornoObsesivo Compulsivo, Anorexia, Bulimia, Depresión, Hipocondría…) tener malas relaciones interpersonales, tendencia genética a la vulnerabilidad al estrés, problemas similares en el historial familiar…

Es importante coger el problema a tiempo ya que puede desencadenar problemas mayores, tales como: depresión, fobia social  e incluso riesgo de suicidio, en los casos más graves.

La Terapia CognitivoConductual, que parece ser la recomendada para el problema se basaría  en  terapia cognitiva (Diálogo Socrático, flecha descendente, experimentos conductuales…) combinada con estrategias  de exposición.  
Seguramente al leer este post  no puedas evitar pensar en  la posibilidad de la cirugía como alternativa viable. Comentarte que  no es una solución que se preste a este problema ya que la persona no suele mejorar tras realizarse la operación,sino más bien al contrario. La cirugía estaría recomendada en casos dónde una  persona  con una buena salud mental y una autoestima sana tenga un complejo puntual y quiera realizarse una operación en concreto. Es solo en este tipo de casos dónde podría considerarse como una "solución al problema".



Sara Llorens Aguilar
sllorens@cop.es

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