Te recuerdo el esquema de tratamiento que estamos siguiendo:
- Restaurar el peso de la paciente introduciendo pautas para una nutrición y dieta adecuadas. (lo que hoy trabajaremos)
- Corregir ideas irracionales acerca de la silueta, peso y comida.
- Mejorar la propia imagen corporal.
- Mejorar la sintomatología asociada al trastorno.
- Mejorar su autoestima.
- Mejorar sus relaciones familiares y sociales.
- Prevenir futuras recaídas.
Quiero comenzar por informarte, si no lo sabías ya, de
que a día de hoy la única estrategia terapéutica que se ha confirmado empíricamente (a
través de estudios científicos) como eficaz en la AN es la rehabilitación
nutricional. Es decir, que
solo este tipo de tratamiento ha demostrado una eficacia
significativamente superior a todos los demás.
Esto es diferente en la Bulimia Nerviosa (BN) ya que
en este caso la terapia cognitivo-conductual (TCC) sí ha mostrado su eficacia de una forma significativamente
superior al resto de terapias estudiadas.
A día de hoy, en los casos de AN, lo que mejores resultados da es unir la rehabilitación nutricional con TCC.
De esto podrás deducir que la renutrición de la
paciente es requisito indispensable para obtener mejorías. Ojo, esto no se
traduce en “ayudarla a engullir”. El
objetivo de la rehabilitación nutricional es que la paciente recupere su
bienestar físico y psicológico. Es más, el peso en el que la paciente
obtenga su menstruación es el objetivo a nivel orgánico, aunque dicho peso esté
por debajo de la media según las tablas.
La introducción
de alimentos irá a un ritmo lento, empezando por lo más fáciles, tales
como: verduras, frutas y proteínas. Todos los hidratos (que normalmente entran en la
clasificación de “alimentos prohibidos”) quedan relegados hasta etapas
posteriores.
No es necesario empezar por una rehabilitación
nutricional en la que la paciente ingiera una cantidad de calorías/día considerada normal ni una dieta hipercalórica
(recordemos que no hablamos de pacientes en estado muy grave y hospitalizadas,
sino de régimen ambulatorio) sino que se puede empezar con un mínimo
considerado “aceptable” para el caso, como 1000 Kcal, por ejemplo.
Es importante regular el tipo de alimentación y cantidad
así como la frecuencia (5 comidas/día,
aunque sean ligeras, para evitar que la
paciente se sienta más pesada e hinchada con solo 3 pero más copiosas)
Cosas como: horarios, lugar de comida, cantidad, tipo…
serán también controladas, normalmente por los padres, quienes previamente tendrían que ser “educados” y entrenados
en el tema para no sólo querer ayudar
sino que realmente sepan prestar esa ayuda de forma adecuada. La buena
intención es importante pero el saber manejarse lo es aún más.
Sara Llorens
Aguilar
sllorens@cop.es
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