En anteriores posts te he hablado de lo que es el Trastorno Bipolar (TB), los tipos, los factores que influyen en la enfermedad y también del papel esencial de la psicoeducación a la hora de tratarlo. Bien, pues hoy te voy a hablar del papel que la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) tiene en este trastorno.
Si bien la TCC no se ha demostrado tan eficaz como la Psicoeducación, sí que es cierto que a
lo largo de los últimos años, se han llevado a cabo diferentes estudios que han
demostrado la eficacia de las TCC en el TB. Concretamente, la TCC se ha
demostrado eficaz a la hora de:
- Mejorar la adherencia a la medicación.
- Mejorar el funcionamiento social del paciente.
- Mejorar la gestión de los síntomas del trastorno.
A
pesar de esto, es esencial seguir
investigando para dar a conocer las limitaciones que la intervención
cognitivo-conductual tiene a la hora de tratar el Trastorno Bipolar.
La
TCC para el tratamiento del trastorno consiste básicamente en conseguir los
siguientes objetivos:
- Anticipación y detección precoz de episodios enseñando al paciente diferentes métodos para ello.
- Solución de problemas y manejo de las situaciones estresantes.
- Mejorar el nivel de adherencia a la medicación.
Existen
como dos fases en la TCC del Trastorno Bipolar:
1ª La primera la terapia se centra en
aumentar las conductas positivas (conocimiento del problema, aumento de la
adherencia a los fármacos…) Es una cuestión de establecer un compromiso
por parte del paciente hacia la terapia (y es trabajo del terapeuta
conseguir ese compromiso), aumentar la motivación y de psicoeducación.
2ª La segunda se focaliza en disminuir la repercusión negativa de los síntomas
y problemas que puedan surgir. En esta fase, los componentes terapéuticos
son más destacados y se centra en gestionar los síntomas conductuales, cognitivos y
emocionales.
Si has leído el post correspondiente a la Psicoeducación, es posible que te hayas planteado la cuestión de los límites entre psicoeducación y TCC en el TB. Desde mi punto de vista cualquier tipo de TCC implica una fase de psicoeducación que no podemos obviar ya que el paciente necesita saber el por qué de lo que le ocurre para dar claridad a la situación que vive, despejar dudas y entender el por qué de los pasos de la terapia. Difícilmente se va a cambiar algo cuando ese "algo" se deconoce por completo.
Personalmente creo que los límites entre los programas psicoeducativos y la TCC en el caso del TB son muy difusos, ya que en los programas siempre se enseñan en cierto grado pautas y técnicas conductuales, y en las TCC siempre hay una parte de psiceducación.
Una vez más, el afán de etiquetar nos hace separar lo inseparable. Pero esto...es ya otra cuestión.
Sara Llorens
Aguilar
sllorens@cop.es
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