¿TE ATREVES CON EL CASO?

Una paciente de 30 años, llamémosle Marta, acude a consulta pidiendo ayuda para resolver sus  problemas con el alcohol y la comida. A través de la primera entrevista, obtenemos la sigiente información:

La paciente comenta que desde hace unos 3 meses ha empezado a beber de forma exagerada, o por lo menos es así como ella concibe la situación. Nos dice que hasta hace tres meses ella nunca bebía alcohol, salvo alguna copa de vino de forma ocasional cuando iba de cena con amigos, en comidas familiares... Es más, confiesa que nunca le ha gustado el sabor y que por eso nunca ha hecho parte de su dieta.
Dice que en estos últimos meses bebe prácticamente todos los días una o dos cervezas al mediodía y una copita de vino todas las noches. Nos dice que sabe que no es nada fuera de lo normal pero lo que realmente le preocupa es el por qué de su cambio de actitud con el alcohol. Dice que lo hace para "evadirme de mi realidad".

Por otra parte, coincidiendo  más o menos con el aumento de ingesta de alcohol, ha empezado a darse atracones de dos a tres veces por semana, sobre todo lo hace por las noches ya que tampoco consigue conciliar el sueño con facilidad. Alega no haber padecido nunca trastornos de la conducta alimentaria y confiesa que, salvo algún que otro complejo, siempre ha estado bastante satisfecha con su aspecto. Marta comenta que no hace mucho deporte (corre de forma ocasional), no usa diuréticos ni laxantes y nunca se ha provocado el vómito.

La paciente nos dice: "La comida es una forma de escapar. Me siento mejor cuando como todos esos dulces aunque luego me siento desagradablemente llena, hinchada y algo culpable. No me obsesiona mi imagen pero me da la sensación de que no tengo control cuando empiezo a comer. No me gusta esa sensación, quiero saber que puedo elegir cuando empiezo y cuando termino. Quiero tener control sobre mis acciones. ¡Además, desde que todo esto ha empezado he engordado cuatro kilos!"

Le preguntamos si, coincidiendo con estos cambios, le ha ocurrido algo  fuera de lo normal que pudiera haber dado lugar a la situación actual.  La paciente nos comenta que el pasado año sufrió acoso laboral durante meses y que el asunto terminó en una denuncia. Observamos como la paciente se altera conforme va contando su historia hasta terminar en lágrimas.  Dice que se ahoga, que le cuesta respirar. Le ayudamos a calmarse con Respiración Diafragmática Lenta, hasta que logra proseguir con su narración.

Marta continúa en su puesto de trabajo tras haber conseguido que el acosador fuera despedido de la empresa. La paciente se culpa a sí misma de lo sucedido, ya que  según sus palabras: "No supe reaccionar a tiempo. No supe manejar la situación y decir las cosas cuando y cómo debía. Si lo hubiera hecho, me hubiera ahorrado muchísimo sufrimiento"

Cuando le preguntamos a la paciente por sus objetivos, nos comenta que solo le interesa recuperar el control sobre su alimentación y la ingesta de alcohol. "No quiero saber nada de lo ocurrido, no quiero ni mencionarlo, solo quiero volver a mis hábitos de antes" como explicitó ella.


PREGUNTAS:

  1.  ¿Cómo estructurarias la próxima sesión?
  2. ¿Algún comentario con respecto a los objetivos?
  3. ¿Qué propuesta de tratamiento harías para el caso?

Las respuestas podéis enviármelas: bien a mi correo sllorens@cop.es o bien a través de nuestro grupo en Facebook  https://www.facebook.com/groups/APRENDIENDOPSICOLOGIA/


¡Ánimo y suerte!

Sara Llorens Aguilar
sllorens@cop.es
www.profesionaldelapsicologia.es










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