Como ya te he comentado en posts anteriores, en el
TOC existen dos elementos principales: las obsesiones y las compulsiones. A grosso
modo y sin entrar en los distintos modos de clasificación y matices varios,
podríamos decir que:
Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos de tipo
egodistónico que causan un elevado
malestar a la persona que los padece. Al
no poder tolerar la ansiedad creada
por las obsesiones, la persona realiza
voluntariamente acciones motoras y/o cognitivas, llamadas por lo general compulsiones, para disminuir de forma inmediata el malestar creado por la
obsesión y para prevenir que ocurran
posibles desgracias.
En la gran mayoría de casos las
compulsiones son visibles al ojo ajeno, es decir, son acciones motoras (poner objetos en orden, lavarse las manos, hacer
algo un cierto número de veces, rezar en voz alta, contar en voz alta, huir de
las situaciones…).
Sin embargo, cierta
parte de la población clínica con TOC tiene compulsiones de tipo cognitivo, es
decir, no podemos apreciarlas (contar o rezar mentalmente, imágenes,
pensamientos…). A este tipo de pacientes, se les da el nombre de Rumiadores o “OCD pure”
En los casos donde la compulsión
es de tipo motor, el estímulo que provoca dicha compulsión suele ser externo: una
situación, un objeto, una persona, un olor, una canción… Sin embargo, en el
caso de las compulsiones cognitivas (Rumiadores), el estímulo que lleva a la
compulsión suele ser la obsesión, es
decir, un estímulo interno.
Ambos tipos
de TOC se tratan a través de la Exposición
con Prevención de Respuesta, sin embargo, el hecho de que el estímulo que
preceda a la compulsión sea interno, implica algunos problemas que habrá que
tener en cuenta a la hora de establecer el tratamiento con EPR. Estos problemas de los que te hablo son:
- Una exposición fiable es difícil de conseguir.
- Cuando se consigue la exposición, los estímulos (las obsesiones) puede convertirse en impredecibles variando en: intensidad, tiempo, contenido etc Lo que dificulta la exposición considerablemente, ya que cuanto más predecible sea, mejor.
- Muchas veces, cuando a los pacientes se les pide que tengan la obsesión de forma expresa, no les es posible evocarla.
En un paciente con compulsiones motoras y obsesiones de contaminación, es fácil evocar ese estímulo: pasas un trapo por el suelo varias veces y luego que el paciente se lo restriega por las manos, por ejemplo. Aquí podemos elegir las veces que ha de hacer el ejercicio, el tiempo, podemos corregir cualquier tipo de compulsión que intente llevar a cabo.... controlamos la EPR mucho mejor que si tuviera que ser llevada a cabo de forma cognitiva por el paciente, donde esos factores se nos escapan de las manos y dependen totalmente del paciente.
Es por esta razón que hay un tipo de EPR un tanto particular que se aplica a estos pacientes para poder solventar los problemas que te comento.
Es por esta razón que hay un tipo de EPR un tanto particular que se aplica a estos pacientes para poder solventar los problemas que te comento.
En un
próximo post te hablaré de este tipo especial de EPR que parece dar buenos
resultados con este 20% de la población clínica, que son los rumiadores.
Sara Llorens Aguilar
sllorens@cop.es
En este caso, segundas partes sí serán buenas.
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