Teoría A y Teoría B ¿sabrías terminar el post de hoy?

El ejercicio de la Teoría A y la Teoría B es una  buena opción para un gran número de casos. No es ninguna panacea (ninguna técnica lo es) pero sin embargo es un ejercicio que, bien hecho, puede ayudar bastante en la terapia.
Yo lo he empleado en casos de TOC, celos mórbidos, hipocondría… como veis  tiene una amplia gama de uso.
Se trata de un ejercicio de tipo cognitivo en el que vamos a retar las creencias del paciente. La idea sería algo así como:  
Está bien. Esa es tu teoría, de acuerdo. Pero yo tengo una distinta y también la quiero plantear. Ahora que los dos hemos aportado nuestra idea, vamos a ver qué argumentos tenemos cada uno para sostenerla
No se trata de intentar convencerle de nuestra teoría, ese no es el objetivo del ejercicio. El objetivo es simplemente plantear lo que cada uno ve como el problema, y luego, al igual que en un juicio, trabajar para encontrar pruebas que evidencien esa teoría.

Es muy fácil de llevar a cabo. Los pasos que tendrías que seguir son:

1. Planteamos dos teorías: la del profesional y la del paciente.  Las escribimos en una tabla, como la que te indico más abajo.

2. A continuación, plantearemos todos los posibles argumentos que puedan apoyar cada una de las teorías.  

3. Una vez terminado el ejercicio, se plantea al paciente  llevar a cabo ciertas técnicas para comprobar si los argumentos correspondientes a cada teoría son ciertos y realmente la apoyan. Entre estas técnicas de las que te hablo, están: Experimentos conductuales (extremadamente útiles, no los dejéis nunca de lado), Diálogo Socrático, Exposición… Luego los hay más concretos dependiendo del tipo de problema que tratemos.

Por si no ha quedado claro, este tipo de ejercico suele realizarse en las primeras sesiones de terapia, para luego ir comprobando qué teoría es más plausible a lo largo de la misma.

Veamos un ejemplo de cómo se llevaría a cabo la Teoría A y Teoría B: Elaboramos una tabla como ésta que te enseño a continuación. En este caso he puesto un ejemplo de Trastorno del Pánico. Es el caso de Sofía, cuyo  mayor temor era volverse loca o morirse de forma repentina: “quedarme ahí”, como decía ella.

TEORÍA A (la del paciente)
TEORÍA B (la mía, la del psicólogo)
“Es muy probable (un 95%) que me acabe volviendo loca o me muera en uno de mis ataques. Tiene que haber algo más que ansiedad porque son demasiado fuertes y demasiado reales. Si hasta ahora no ha pasado es porque he ido esquivándolo con medicamentos, resguardándome en casa, yendo acompañada….Si no llevara a cabo estas acciones, ya estaría en el psiquiátrico  o … bajo tierra"
“Tengo Trastorno del Pánico, que es un problema de ansiedad. Es fisiológicamente imposible que me vuelva loca o me muera  por una crisis de ansiedad. Mis estrategias de huída/evitación no me ayudan, sino que empeoran mi estado. Si empiezo a abandonarlas y sigo ciertas pautas, podré comprobar que aún sin ellas sigo viva y cuerda”
ARGUMENTOS
ARGUMENTOS
-          Las sensaciones son intensísimas.

-     Conozco  casos en los que la persona (joven como yo)  ha muerto de forma súbita.

-    Que el cuerpo se acelere de forma tan bestial tiene que ser nocivo para el organismo. Seguro que va  acercándolo al límite.

-    A veces, he llegado a ver la calle, los edificios y las personas como si estuviera en un sueño. Como si no fueran reales. Eso no le puede pasarle a alguien sano.

-          Las personas sufren ataques de corazón en momentos de mucho estrés

-     No puedo salir de casa sola (eso no lo hace una persona normal)




Y ahora… si fuera tu paciente, estuvieras sentado/a en tu consulta y tuvieras que  proponer los argumentos para la Teoría A… ¿Qué le propondrías a Sofía?

Puedes enviar las respuestas a sllorens@cop.es o vía  el grupo de Aprendiendo Psicología en Facebook.

En un próximo post hablaremos de vuestras respuestas y terminaremos el ejemplo de Sofía.


Sara Llorens Aguilar
sllorens@cop.es

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