¡¡Feliz Año!! ¡Primer post del 2014!
Y esperando que le sigan mucho más...
Hace ya bastante tiempo, prácticamente al comienzo del blog, escribí algunos posts dónde muy brevemente explicaba el tratamiento de la Hipocondría. A día de hoy, me gustaría retomar el tema detallando algunos pasos del tratamiento psicológico de este trastorno tan habitual.
De forma más o menos técnica todos sabemos que la Hipocondría es el miedo tener o llegar a padecer una enfermedad grave. La persona interpreta las señales de su cuerpo de forma errónea, de manera que siempre acaba "padeciendo" una grave enfermedad que normalmente no tiene cura.
Es importante que tengas en cuenta que una persona que padece este trastorno puede estar totalmente sana, tener síntomas reales e inexplicables o estar enferma realmente. En cualquiera de los tres casos, la hipocondría sigue siendo hipocondría, ya que aunque la persona realmente esté enferma de algo, el trastorno psicológico sigue existiendo, ya que la interpretación incorrecta de lo que le ocurre le genera una ansiedad que no hace sino sumarse al malestar físico y piscológico que ya de por sí le crea su problema físico. La clave no está en lo que le ocurre sino en cómo lo interpreta.
En esos posts anteriores de los que te hablo, me paré a explicar un caso concreto, cómo sería una primera entrevista (abarcando lo que NUNCA debes hacer en ella en un caso de hipocondría) así como un esquema muy general de lo que sería el tratamiento.
Bien, si cogemos esto de forma más detallada y nos situamos una vez ya hemos realizado la evaluación, tendríamos que pasar a la PSICOEDUCACIÓN EN LA HIPOCONDRÍA ¿Cómo hacemos esto de forma detallada?
A ello voy:
Tenemos que empezar por qué es la ansiedad a la salud y explicar al paciente que es normal tenerla, ya que estar sanos es algo que nos preocupa a todos. El problema viene cuando esa ansiedad es tan elevada que nos impide hacer vida normal, además de generarnos un elevado nivel de ansiedad.
Sería más que recomendable explicarle lo que es la ansiedad en términos evolutivos y cómo ésta es un mecanismo de supervivencia, por lo que todos la tenemos y debemos tenerla en cierto grado porque puede llegar a resultar extremadamente útil en situaciones peligrosas, de riesgo real.
Hemos de explicarle que el problema viene cuando la ansiedad surge porque algo que no es objetivamente peligroso es visto como tal, y es entonces cuando se enciende la falsa alarma. Es entonces cuando el mecanismo de la ansiedad se pone en marcha sin ser necesario, generando una serie de cambios corporales que pueden ser interperetados de muchas formas, además de ser muy molestos.
Una vez explicada la ansiedad y la ansiedad por la salud, hemos de hacer ver al paciente cómo su problema está afectando a las diferentes áreas de su vida. Podemos pedirle que nos cuente uno por uno los problemas que le está causando. Esto ayudará al paciente a hacerle más consciente de que tiene un problema, de lo que está perdiendo y, consecuentemente, ayudará a aumentar la motivación para cambiar su situación.
Una vez hecho esto, hay que explicarle que las conductas de evitación/huída/comprbación...que mitigan su ansiedad (acudir al médico en muchas ocasiones/no acudir nunca, plantarse en urgencias a menudo, preguntar constantemente a los demás/evitar cualquier conversación sobre temas de salud, buscar en foros, chats...diversas informaciones) agravan y alargan el problema. Que son precisamente esas conductas la diana principal de la terapia.
Es conveniente que en estas primeras sesiones se haga una especie de acuerdo entre paciente y psicólogo acerca de cómo va a llevarse el tratamiento. Como unos requisitos previos que garanticen no el éxito de la terapia (eso nadie puede garantizarlo) sino que... "vamos a poner toda la carne el asador".
Por supuesto, hay que explicar al paciente cómo ha llegado a la situación en la que está (además es algo que siempre suelen preguntar, como es normal). Pero eso lo dejo para un próximo post...
Sara Llorens Aguilar
sllorens@cop.es
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