Metaforas III: El boxeador y su saco de boxeo.

Dos minutos antes de empezar a escribir este post, estaba leyendo un libro cuando me he dado cuenta de que llevaba un par de minutos sobre la misma página y que no me estaba concentrando. Cuando me pasa esto, cambio la actividad por alguna otra que  me obligue a prestar atención a lo que hago, suelen ser cosas más prácticas, más manuales, como.... escribir.

Bien, en realidad estaba desconcentrada porque me había ido a una de mis sesiones más recientes, dónde había utilizado una metáfora para explicar la  postura de las personas que sirven de "descarga" a aquellas que no saben lo que es la comunicación asertiva ni les interesa, porque se encuentran cómodos con las cosas tal y como están.

A esta metáfora la llamo: "El boxeador y su saco de boxeo". La utilizo con pacientes que, al margen de que sea o no la principal razón que les trae a consulta,  no saben o no  se atreven a cambiar su actitud y esto les lleva a resignarse a aguantar  la agresividad de los otros (amigo, padre, madre, novio/a, hermano...)


Suelen decir cosas como: "Espero que algún día se de cuenta y cambie", "Quizás con el tiempo madure", "Espero poder adaptarme mejor con el tiempo", "Si en el fondo es un buenazo/a", " Lo que le falla es ese pronto"...
Todas estas excusas no hacen sino que crear falsas expectativas que con el tiempo se convierten en decepción y emociones negativas varias que terminan en discusiones, rupturas y similares.

Estoy convencida de que más de un@ se siente identificado con lo que lee.

Si quieres que las cosas cambien, has de mover ficha porque muy probablemente el otro no lo hará ¿Qué como lo sé? Porque el otro está cómodo, no tiene ningún problema con la situación porque tu actitud es su refuerzo positivo. Y ... ¿Por qué alguien va cambiar algo que no le molesta y que además le resulta cómodo? 

Tenemos al boxeador, que va todas las mañanas cargado de energía hacía al gimnasio para descargar con el saco de boxeo. El saco le espera todos los días bien grande y bien relleno para recibir cualquier golpe. Por lo tanto, cada mañana el boxeador sabe que tiene asegurada su "descarga de adrenalina" con el saco, su entrenamiento.
El boxeador está cómodo porque sabe que tiene con qué descargar y que esa descarga es efectiva.
Una mañana va al gimnasio y se encuentra con el saco de boxeo vacío. Lo han vaciado, solo queda  el material que lo cubre. El deportista ya no puede dar golpes, no tiene con qué descargar. Es entonces cuando se moverá para buscar otra forma (en este caso otro saco) para entrenar.

Ahora pasemos ese ejemplo a nuestro terreno: lo mismo ocurre en la díada que forma la persona  "con mal carácter" (rol agresivo) y la que lo aguanta (rol sumiso). La primera ("boxeador") nunca va a plantearse cambiar  o moldear sus reacciones porque no tiene motivos para ello. Siempre va a encontrar a la segunda ("saco de boxeo") para descargar con ella. Es Condicionamiento Operante puro y duro:

Me enfado, necesito culpar a alguien/descargar, lo hago y me siento mejor (refuerzo positivo). El refuerzo positivo hará que las probabilidades de que la descarga se vuelva a dar  con esa persona, aumenten para el futuro próximo. Cuantas más veces se dé esta situación, más asentada estará la dinámica. Nos encontramos pues, en un círculo vicioso. 

¿Pero qué pasa si el que recibe las descargas cambia de conducta? ¿Qué pasa si, por ejemplo, esta persona  empieza a mostrar indiferencia ante las conductas del otro? El resultado es que el que va a boxear... se encuentra  con el saco vacío.... y por lo tanto sin descarga posible. ENTONCES "LE EMPIEZA A PICAR" y empezará a plantearse otras formas de actuación porque "la de siempre" ya no está.


Por lo tanto, si eres el primer interesad@en que la situación sea distinta, tendrás que empezar por actuar de forma diferente para provovocar los cambios que deseas.

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Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es



 

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