Lo bueno y...lo no tan bueno de ser un perfeccionista.

Hace algún tiempo ya introduje el tema del perfeccionismo. Hoy retomo el tema para hablarte de por qué el perfeccionista sigue siéndolo. Es decir, qué ventajas tiene esta actitud para que la persona perfeccionista siga siendo tal.
Sin embargo, también te voy a hablar de la parte no tan buena, que es la que hace que el perfeccionista se tire de los pelos más de una vez y  que a la par es la responsable de que más de uno acabe en la consulta del psicólogo manifestando un trastorno de ansiedad o problemas diversos.

Vamos a ello, pues.

VENTAJAS DE SER UN PERFECCIONISTA:
                          
·         Me hace sentir especial.
·         Me hace sentir bien
·         Ser organizado
·         Nunca perder el control.
·         Estar preparado para cualquier cosa.
·         Ser eficiente
·         Estar entre los mejores.
·         Me gusta hacer las cosas bien.
·         Hacer lo que otros no pueden.

      
     Como puedes ver, la lista no está mal. Es por ello que hasta las actitudes más disfuncionales que te puedas imaginar se mantienen: porque de una forma u otra la persona saca partido de ellas. Sin embargo, la parte no tan buena acaba superando a la lista de ventajas, ya que en un momento u otro la persona acaba desbordada. Dependiendo con qué frecuencia y en qué medida uno se desborde, acabará pidiendo ayuda o no.



      DESVENTAJAS DE SER UN PERFECCIONISTA

·         Baja autoestima.
·         Postergación de los propios objetivos por el miedo a fallar.
·         Falta de tiempo libre.
·         Elevado nivel de culpabilidad por los propios errores.
·         Sensación de que nunca es suficiente.
·         Tener que hacer cada vez más y más para ser aceptado por los demás.
·         No ser capaz de delegar trabajo en otros

     ¿A qué se deben todos estos puntos negros como consecuencia del perfeccionismo? Vamos por partes...

  • En primer lugar está la implacable persecución de los propios objetivos que la persona se va imponiendo a sí misma. La  presión es tan elevada que no hay hueco para el error. Esta presión, a largo plazo, da lugar a una elevada ansiedad y malestar general.
  • Por otra parte, poner nuestra propia valía al servicio de nuestro  perfeccionismo, nos hace increíblemente vulnerables. Con lo que no conseguir nuestros estándares, nos descalifica de forma global, ya que nuestra autoestima se basa en si alcanzamos o no dichos objetivos.
  • Por último, estos niveles tan exigentes suelen llevar a problemas graves tanto físicos como mentales, que pueden ir desde cualquier problema de ansiedad  hasta desórdenes alimenticios, depresión...


      Seguiremos hablando del tema y de cómo tratarlo para que el perfeccionismo de hoy no se convierta en el trastorno del mañana. 

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Sara Llorens Aguilar
sllorens@cop.es







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