¿Pesarse o no pesarse? Ésa es la cuestión...

En los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA),  siempre hay ciertas acciones de evitación y reaseguración/comprobación  que regulan la conducta de la persona.

Un ejemplo es el martirio del peso. La temida báscula. En este caso puedes optar por:
  • Pesarte todos los días, incluso varias veces al día para "vigilar" el número que decidirá si hoy es un "buen día" o  si "mi vida es un infierno". Hay personas que llegan a pesarse varias veces al día, especialmente antes y después de cada comida.
  • No pesarte nunca. De esta forma  evitas "el disgusto" que supondría ver un número que haría de tu vida una desgracia.

Cualquiera de las dos formas ayuda a mantener y agravar el trastorno. Esto es porque manteniendo esta actitud con el peso,  le das un papel protagonista en tu vida que no debería tener. Tanto la hipervigilancia como la evitación son dañinas para ti porque hacen que tu peso/silueta/aspecto físico decidan sobre tu felicidad o tu desgracia.

Entonces ¿qué debería hacer? ¿cómo actúo? El objetivo en este caso sería pesarnos una vez a la semana.
Si es necesario tirar la báscula, se tira. La das o la vendes, da igual. La prioridad eres tú. Si no hay  peso en tu casa o te has deshecho de ´rl porque te resulta imposible evitar no pesarte, vas a la farmacia una vez por semana y te pesas allí. Siempre en la misma, si quieres.

Lo que hago yo con mis pacientes con TCA, especialmente al principio de la terapia, es pedirles que se pesen antes de consulta y que me traigan el papelito. De esta forma, al saber que vienen a verme, se sienten más tranquilos porque si hay algún problema  saben que la consulta va luego y se pueden apoyar en ello.

Una opción, sobre todo al principio, es acompañarles en el momento del peso hasta que se vean capaces de hacerlo por ellos mismos.


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Sara LLorens Aguilar

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