Recientemente he tenido la oportunidad de asistir a una conferencia que dio Christine Purdon aquí en la Universidad de Valencia. Me gustaría transmitir algunas de las principales ideas de la conferencia porque creo que resultarán de interés a más de uno.
En ella nos habló de nuevos estudios que se están llevando a cabo sobre la supresión de pensamientos y de la relación de ésta con otros factores como la motivación, concentración y el estado de ánimo.
La supresión de pensamientos es un factor muy importante para muchos trastornos psicológicos y no solo para el TOC. Podemos ver su importancia en problemas como: Trastorno de Ansiedad Generalizada, Trastorno de Pánico, Hipocondría...
La doctora Purdon comentó algo de lo que yo ya había oído hablar en alguna ocasión y es que la supresión de pensamientos, aunque tiende a dar lugar al efecto rebote (el pensamiento que intentamos suprimir vuelve con más fuerza y frecuencia), esto no siempre es así y en algunas ocasiones la supresión funciona.
Parece ser que las personas con un elevado nivel de ansiedad muestran un estado ambivalente en lo referente a la motivación: quieren dejar de pensar en X porque les produce emociones desagradables pero al mismo tiempo quieren seguir prestándole atención porque consideran a X como una amenaza y por lo tanto creen que es importante estar atento a ese pensamiento.
Sería en estos casos donde la supresión de pensamientos no funcionaría, ya que la motivación no es clara: ni se quiere al 100% estar pendiente del pensamiento ni se desea al 100% evitarlo.
La supresión de pensamientos podría resultar útil en un momento dado a las personas que están motivadas por completo para eliminar ese pensamiento.
Al mismo tiempo, un estado de ánimo adecuado ayudaría a ampliar el rango de estímulos a los que se presta atención en un momento dado, mientras que cuando estamos ansiosos ese rango de estímulos disminuye focalizándonos en los estímulos que consideramos amenazantes. Esto hace que no consigamos prestar atención a la tarea que estamos realizando en ese momento ya que nuestra concetración está en nuestro pensamiento obsesivo considerado amenazante. Mejorndo el estado de ánimo, ayudaríamos pues a disminuir la atención prestada al pensamiento obsesivo.
Se ha comprobado que la atención mejora con la práctica del Mindfulness, que parece haber resultado útil en este tipo de situaciones.
Por último, hay que recalcar que el objetivo a conseguir con los pensamientos obsesivos es DEJARLOS IR.
La diferencia esencial entre la supresión y dejar ir los pensamientos que nos molestan es que en el primer caso no hay una asimilación de la no importancia del pensamiento y por lo tanto, aunque la supresión tenga éxito en ese momento , la persona seguirá viendo el pensamiento como una amenaza.
Al dejarlo ir, la persona ha recibido el pensamiento, lo ha analizado y al darse cuenta de que no es una amenaza real, lha dejado que fluya en la corriente de pensamiento, dejándolo marchar.
Es la principal diferencia entre meter el polvo debajo de la alfombra y... limpiarlo.
Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es
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