El peligro del doble rasero...

El otro día estaba en una cena con gente que acaba de conocer y hablando sobre a qué nos dedicábamos cada uno, uno de ellos me preguntó cómo hacía para llevar  a mi terreno personal lo que enseñaba a mis pacientes.

"Es decir...¿sigues lo que les dices o no?" fue concretamente lo que me preguntó.

Buena pregunta.

Casualmente hacía semanas que quería escribir un post sobre el tema porque considero que merece especial atención. A veces, la distancia entre paciente y profesional que marca la mesa que los separa se hace grande, demasiado grande. Hay que prestar atención y tener cuidado para que esa distancia sea la suficiente para permitirnos objetividad pero sin  perder la comprensión y empatía que, en un principio, debería caracaterizar a nuestro trabajo.
La suficiente para hacer bien nuestro trabajo sin olvidarnos de que antes que profesionales, somos humanos.


¿Por qué digo esto? Porque a veces uno, sin darse cuenta, puede olvidar lo difícil que es lo que le está pidiendo al paciente. Por eso es bueno que de vez en cuando nos pongamos en el lugar del que está al otro lado de la mesa. Esto último no nos debe preocupar porque la vida ya se encargará, aunque sea por momentos o días, de recordarnos que somos humanos  y luego... profesionales. Ella se encargará de ponernos al otro lado de la mesa de vez en cuando.

Esto es positivo porque aumenta nuestra empatía, comprensión y humildad.  Y ello repercute positivamente en nuestro trabajo e inevitablemente en nuestro paciente, que es de lo que se trata.

Esto ocurre  si no utilizamos lo que yo llamo el doble rasero: vale para  mis pacientes pero no para mí. Vale en consulta pero fuera de ella no. Esto me hace mucha gracia (nótese el sarcasmo).

La sensación de poder que puede causar a algunos estar al otro lado de la mesa es totalmente ficticia, una ilusión. Porque tarde o temprano, quizás con un simple mal día, la vida se encarga de ponerte al otro lado de la mesa y es ahí cuando el profesional debe de mostrar que realmente lo es y aplicarse a sí mismo lo que indica a sus pacientes.
A veces, se conseguirán buenos resultados y otras no, porque conocer los recursos mucho mejor que los demás no significa que el éxito esté garantizado, simplemente aumenta las probabilidades de conseguir el objetivo ¡de otra manera los psicólog@s seríamos las personas más felices del mundo!

Por cierto, por si te lo estás preguntando, la respuesta a la cuestión que me plantearon era que sí, siempre intento llevar a mi terreno personal lo aprendido en la consulta. 


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Sara LLorens Aguilar

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