Ya te he hablado en otras ocasiones de los Experimentos Conductuales (EC), una estrategia cognitiva muy útil para cambiar cogniciones
disfuncionales. Esta vez me gustaría poner un ejemplo de EC en un caso de ataque de pánico donde el mayor de
los miedos es marearse o desmayarse delante de la gente.
Bien, este temor suele ser bastante común en casos de pánico,
al igual que el miedo a perder el control o a morir de asfixia o un ataque al
corazón. Pero hoy vamos a trabajar con el temor a desmayarse.
Según la estructura de un EC, el diseño sería el siguiente:
- Problema: No puedo salir solo a la calle porque temo desmayarme y hacer el ridículo delante de la gente.
- Cognición objetivo: Si me mareo o me desmayo, haré el ridículo delante de los demás y pensarán que estoy enfermo o que soy "un raro". Me mirarán de forma despectiva, como a un mono de feria, y la gente se apartará de mí. NIVEL DE CREDIBILIDAD (0-10)= 8
- Planteamiento alternativo: No es probable que me maree ni me desmaye ya que estoy sano. Sin embargo, aunque esto pasara probablemente la gente reaccionaría auxiliándome y preocupándose por mi estado, al igual que yo haría si viera a alguien que no se encuentra bien. NIVEL DE CREDIBILIDAD (0-10)=4
- Experimento: Con unas pautas muy determinadas que estableceremos en consulta entre ambos previamente, el paciente decide salir solo a la calle.
- Reflexión y conclusiones: Al final, el paciente salió solo a la calle con niveles muy elevados de ansiedad . Conforme pasaba el tiempo y la ansiedad iba disminuyendo, el paciente se atrevió a alejarse unas calles más de su casa. En ningún momento se desmayó, únicamente sintió un leve mareo fruto de la ansiedad al exponerse a la situación temida (cuando la ansiedad es elevada, el riego sanguíneo disminuye en las cervicales para ir a otras zonas donde se supone que es más necesario, de ahí a la sensación de mareo. La hiperventilación que suele darse en casos de pánico contribuye a aumentar esa sensación de mareo al desequilibrar los niveles de CO2 y O2 en sangre)
El paciente comprobó que la gente no se fijaba en él, ni le miraba de
forma despectiva. Es más, en los primeros momentos del EC, una persona se le
acercó para ver si necesitaba ayuda ya que "estaba muy blanco y parecía asustado". Por lo tanto, solo una persona reaccionó y fue para prestarle su ayuda.
En este caso hemos comprobado que las creencias irracionales sobre lo que iba a ocurrir y sobre las reacciones ajenas, no tenían fundamento. Si quisiéramos poner a prueba una creencia errónea relacionada con saber qué ocurre si se exageran deliberadamente los síntomas temidos, podríamos realizar el mismo experimento pero con un ansiolítico o un par de copas de vino por en medio. Esto haría que la sensación de mareo fuera más intensa y el paciente tendría la opción de comprobar si, incluso en estas condiciones, sus creencias catastróficas tienen lugar.
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Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es
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