¿Dónde están los límites en la relación psicólogo-paciente?

Me gustaría hablarte de algo  que en un principio debería resultar fácil y evidente por lo general pero que en determinados casos puede no serlo tanto. Te estoy hablando de los límites en la relación paciente-psicólogo. El post no va sobre dónde deberían estar esos límites porque pienso que cada profesional debe de tener su propio criterio, además de que cuando se trata de relaciones humanas es complicado poner límites estrictos. Yo voy a hablar de mi opinión sobre el tema y de mi experiencia como profesional,  lo que no significa que sea la única forma ni la mejor.

Algunas personas (mujeres sobre todo) me han comentado que el psicólogo que las trataba les había llegado a hacer comentarios fuera de lugar sobre su físico y les había invitado a tomarse algo tras la terapia o durante la misma. Esto, desde mi punto de vista, es una falta de profesionalidad y está totalmente fuera de lugar. Hay que saber dintinguir claramente entre una relación profesional y una personal y  no puedes comportarte con un paciente como te comportarías con un amigo o en una cita. Creo que no hace falta que explique las razones. En cualquier caso, pienso que estas situaciones son excepcionales.  y que este tipo de  límites son bastante fáciles de mantener porque son muy obvios.

Luego nos encontramos con diferentes tipos de situaciones, como por ejemplo cuando un/una paciente te dice que eres demasiado seria por whatsapp o por email y que teme que estés enfadada (aunque obviamente no haya motivo alguno para ese razonamiento salvo que al paciente le gustaría  una tipo de respuesta más cercana, como una amiga); cuando un/una paciente se despide por whatsapp utilizando emoticonos con besos y corazones....; cuando un/a paciente que lleva tiempo contigo te dice de ir a tomar un café en algún momento; cuando un/a paciente te resulta muy gracios@ y te resulta dificil evitar  reírte de sus bromas en la sesión... Todas estas cosas (y otras que ahora no recuerdo) me han pasado  y he tenido que decidir qué era lo más adecuado intentando hallar el equilibrio entre la profesionalidad y la cercanía/naturalidad.

Con respecto a los mensajes de whatsapp, ya comenté en un anterior post cómo empleaba este medio  en consulta. Con respecto al tema de los emoticonos y la forma en la que un paciente te habla: un paciente puede ser más o menos cariñoso o cercano, no tiene por qué cambiarlo. Cada uno se expresa como le nace y hasta está bien que te muestren un nivel de confianza tan elevado. Ahora bien, como profesional creo que no es apropiado hablar con un paciente como lo haría con una amig@. Mandar emoticonos con besos y corazones entra dentro de lo que considero "reservado para relaciones personales"

Declinar amablemente alguna propuesta para tomar algo con la correspondiente explicación, no tiene por qué ofender al paciente que te lo propone. Lo entienden. Por lo menos las veces que he tenido que hacerlo, la persona siempre ha entendido el por qué.

Cuando te toca una paciente que es gracioso,  a veces se hace realmente difícil evitar la risa compartida en determinados momentos. Esto precisamente me pasó hace poco. En este caso pedí de forma amable y con una sonrisa  que se pusiera serio porque así no podíamos trabajar. Obviamente es más cómodo y fácil no parar de reirte pero una vez más creo que es obligación del profesional (no del paciente)  saber parar y recordar el contexto en el que uno se encuentra.

Luego está la situación en la que terminas la terapia, das el alta al paciente y  entonces te dice de quedar. Esto, como todo lo anterior, es una decisión personal. Creo que no  tiene por que ser un inconveniente ni un problema si la terapia ha finalizado pero  si se establece con esa persona algún tipo de relación personal (que no quede en un café sin más), la posibilidad de realizar una terapia en un futuro si fuera necesaria, desde mi punto de vista, quedaría totalmente descartada porque la naturaleza de la relación (por mucho que nos esforcemos) ha cambiado y eso se notará en consulta con toda seguridad.

Todo esto es normal, ya que trabajamos con otras personas y difícilmente podemos ser neutrales o asépticos en todas las situaciones. Influimos en nuestros pacientes y.... nuestros pacientes influyen en nosotros.

 

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Sara LLorens Aguilar

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