El enamoramiento


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En alguna ocasión ya te he comentado que hay dos tipos de emociones: las básicas o primarias (miedo, alegría, tristeza, ira, asco, sorpresa) y las complejas o secundarias (orgullo, odio, placer, vergüenza, celos...) Las últimas son una mezcla de varias de las básicas, no tienen asociado una expresión  facial determinada (como parece ocurrir con las básicas) y surgen en un contexto social determinado.
En el manual Psicología de la Motivación  y la Emoción, concretamente el capítulo Emociones sociales: enamoramiento, celos, envidia y empatía de Chóliz M. y Gómez C., está dedicado a describir estas cuatro emociones complejas que vivimos todos nosotros en mayor o menor medida en el día a día. Me gusta como lo explica, interesante a la par que ameno, así que voy a hacerte un breve resumen de algunos puntos. Este post lo dedicamos... al enamoramiento ¡Cómo no!
El enamoramiento es ese estado en el que estás, permíteme el coloquialismo, medio atontad@ o atontad@ a secas.  Te cuesta horrores concentrarte; no paras de pensar en la otra persona y te imaginas constantemente situaciones con ella; miras el móvil unas 100 veces por minuto; lo que era tan importante antes de conocerle, ahora lo es  menos; estás content@ todo el tiempo, con todos y por todo... Cuando nos enamoramos, vamos soñando despiertos por la vida.

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Tal y como comentan los autores, a estas alturas todos sabemos  que el enamoramiento es una fase, la primera de lo que llamamos el amor romántico, es decir, el de pareja. El enamoramiento se caracteriza por dos sentimientos principales: el erotismo y el romanticismo.  
Cuando hablamos de erotismo, hablamos de atracción física y sexual. Todos sabemos  que un requisito indispensable para enamorarnos es sentirnos atraídos por la otra persona, lo que nos atraiga o no a cada un@ de nosotros ya es otra historia pero atracción ha de haber. El atractivo hace que la persona interesada se acerque, tanto física como psicológicamente, además de que la activación fisiológica o sexual que produce la otra persona en nosotros hace que  las ganas de acercamiento sean aún mayores. Según las investigaciones en el área, tendemos a buscar personas con cualidades físicas semejantes a las nuestras y cuando hay mucha diferencia entre el atractivo físico de los dos miembros de la  pareja, esta diferencia suele verse compensada por otras en las que la persona menos atractiva resalta en otros aspectos (sentido del humor, inteligencia, ciertas habilidades...).
Una vez atrapados por la atracción física, lo que suscita nuestro interés en conocer al otro, viene la parte más personal o romántica.  Los estudios afirman que también tendemos a buscar personas con valores, principios, estilo de vida.... similares a los nuestros. De alguna forma nos atrae más lo cercano, lo que nos resulta conocido o familiar.

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Otro punto a tener en cuenta es que  si la persona  de la que nos enamoramos muestra interés en nosotros,  nuestro nivel de enamoramiento e interés aumenta a la par. Es decir, la reciprocidad es un factor importante a la hora de alimentar ese estado de enamoramiento. Si todo esto se mantiene, y llegamos a buen puerto, el enamoramiento va intensificándose en el tiempo hasta transformarse en lo que llamaríamos amor de pareja o amor romántico. Pero para que este amor romántico se asiente y sea sólido, la intimidad (confiar en el otro, compartir momentos juntos, apoyo mutuo...) y el compromiso (proyectos de futuro conjuntos, visión de una relación estable y duradera...), así como el factor sexual/pasional/atracción,  son necesarios.

Durante la  fase de enamoramiento, las reacciones emocionales y fisicas son muy intensas pero con el tiempo, dichas reacciones van disminuyendo su intensidad y van dando lugar a una mayor estabilidad. Aún así, se mantienen en el tiempo mientras la pareja dura (y cuando digo dura, me refiero a habiendo amor entre ellos). Cuando la relación se rompe, debido a diferentes circunstancias, lo que tiene lugar es una emoción contraria a la inicial (a la del enamoramiento) pero  igual de intensa. Tal y como mencionan los autores del manual,  en psicología  este proceso recibe el nombre de  teoría de la motivación del proceso de  oponente. Para que te hagas una idea te lo explico de forma muy sencilla: un estímulo (en este caso la persona que queremos) presentado muchas veces en el tiempo, disminuye la intensidad de nuestras emociones con respecto a dicho estímulo (en este caso disminuye la intensidad de las emociones de enamoramiento) pero cuando nos quitan ese estímulo (ruptura, fallecimiento de la pareja...) las emociones que surgen son muy intensas y opuestas a las que surgieron en al principio, es decir, a las del enamoramiento, lo que se traduce en un duelo  dificil.

En el próximo post te hablaré de los celos, que aunque son menos agradables que las mariposas en el estómago, para bien o para mal también están muy a la orden del día.




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Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es
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