¿Por qué saboteo los buenos momentos?


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A estas alturas es sabido por los lectores asiduos al blog que estoy acostumbrada a tratar con personas que padecen Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).  Aunque padezcan el mismo trastorno, las circunstancias y personalidad de cada uno son muy diferentes, con lo que el ritmo y resultados terapéuticos son un interrogante al comienzo con cada terapia. No obstante, aunque cada caso sea un mundo, obviamente  existen características en común y hay una de ellas de la que no se suele hablar mucho en artículos ni  libros pero yo diría que se da en cerca del 100% de los casos. Te recuerdo que te hablo desde mi experiencia en la práctica clínica, por lo que aunque mi visión refleja la realidad cotidiana de mis pacientes, esta perspectiva no deja de estar en cierto modo sesgada. En este caso te voy a hablar del autosabotaje de experiencias positivas.  En su momento dediqué varios posts a los dominios de creencias del TOC, es decir, una serie de esquemas o formas de pensar (sobreestimación del peligro, sobreestimación de la responsabilidad...) que suelen ser característicos de la gente con este trastorno, pues el miedo a las experiencias positivas es  uno de ellos. 
 

¿Y eso qué significa? Es aquello que ocurre en los pequeños ratos en los que la persona tiene un buen momento, un rato de bienestar a solas o con los suyos, haciendo lo que sea pero siendo consciente de que está disfrutando de ese momento. Es curioso, el TOC le está dando un respiro, le ha aflojado la soga pero es entonces cuando uno mismo sabotea ese ratito y viene el "Estoy bien ¿pero cómo es posible? ¿cómo es posible que este pasándolo bien si tengo este problema"?" o el típico "Recuerda que tienes TOC" y en ese momento cualquier disfrute se trunca y vuelven las obsesiones y con ellas el malestar. Es como si la persona no se permitiera el derecho a estar bien. Como si no lo mereciera. 
Me suelen decir cosas del tipo: "Como no estoy bien porque tengo TOC, es como si no tuviera derecho a disfrutar de nada hasta que el trastorno desaparezca. A veces me veo a misma riendo o pasándomelo bien y me digo que no debería estar así teniendo los pensamientos que tengo" 


Esto ocurre sobre todo en las llamadas obsesiones repugnantes (te recuerdo que son las de contenido agresivo, moral y/o sexual), el paciente se siente mala persona, con lo que el sabotaje de momentos placenteros es mayor porque el sentimiento de "no merecerlo" aumenta.
Conforme la persona va entendiendo cómo funciona el TOC, ese autosabotaje suele disminuir de forma notoria porque uno acaba entendiendo que  no es verdugo, sino víctima. Aún así, este sabotaje de las propias experiencias positivas tarda en desaparecer completamente. 


Para trabajarlo en terapia, lo primero es no evitar esas experiencias positivas por miedo a que surja el malestar. Todo lo contrario, hay que buscar al máximo momentos de bienestar.  Si una vez en situación,  empiezan a surgir estos pensamientos de "no merecer" (y con ellos el TOC), yo tengo que seguir con la actividad que esté haciendo y procurar no entrar a la batalla aunque el TOC me busque las cosquillas (que me las buscará). No entrar en la batalla significa: centrarme al máximo en mi aquí y ahora, en el momento que estoy viviendo (sea la historia de un libro, un juego en familia, un paseo por el campo o pintarme las uñas. Lo que sea que esté haciendo en ese momento, eso es lo único que cuenta y a lo único que he de prestar atención). Nada de racionalizar, nada de analizar. Cuando yo estoy discutiendo mentalmente con el TOC para demostrarle lo mucho que me merezco ese momento, ya he perdido la batalla.  Preferiríamos que esos pensamientos no estuvieran presentes en ese momento pero están. Al prestarles atención y darles importancia solo hacemos que darles más protagonismo con lo que el disfrute será aún menor. Hay que aceptar que  a día de hoy me acompañan aunque no me guste porque precisamente aceptar su presencia será lo que a medio plazo  nos lleve a su extinción.


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Como he dicho antes, la culpabilidad que uno siente se trabaja de forma indirecta conociendo bien cómo funciona el trastorno. La psicoeducación es esencial en la terapia. El trabajo a nivel cognitivo es especialmente importante para lidiar con los momentos de sabotaje.

Esto que quizás a algunos les parezca simple, es fruto de un largo trabajo en terapia: aprender a no luchar con los pensamientos obsesivos ni con sus derivados (como los llamo yo). No tiene sentido luchar contra algo si no representa un peligro real. Lanzar la espada contra el aire es agotador y roba energías para las cosas  que realmente sí importan, como disfrutar de ese momento placentero.






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Sara LLorens Aguilar
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