La escritura como terapia

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El  pasado 15 de marzo fue el cumpleaños de mi padre. Hubiera sido el cumpleaños de mi padre. Me había cogido unos días y estaba de viaje. Llevaba pensando semanas en aquel día. Cuando llegó, pensé en ello a lo largo de muchos momentos y me sorprendía a mí misma por lo bien que lo llevaba. Pasó el día sin que  mencionara nada sobre el tema a las personas que me rodeaban, me dije que sería más fácil sobrellevarlo si nadie me preguntaba sobre el tema. Cuando llegó la noche, me dije a mí misma que "había superado el día con éxito" sin saber muy bien qué significaba eso en este caso.  Y entonces  respondí a un whatsapp que una persona me había enviado hacía ya unas horas, una persona importante, con la que tengo una gran conexión pero que  la vida me la ha puesto a distancia, bien lejos. Por circunstancias que no vienen al caso, hacía tiempo que no hablábamos y el azar (cada uno que lo llame como quiera) quiso que esta persona  se decidiera por aquel día, sin saber qué fecha era. Aunque no venía a cuento en la conversación y sin saber muy bien por qué, escribí: hoy mi padre habría cumplido 67 años. Conforme las palabras iban apareciendo en la pantalla del móvil, aparecieron todas las lágrimas que no había derramado ese día ni las semanas que le precedieron. Todo. Afortunadamente en ese momento estaba sola, lo que me permitió soltar. Tampoco hice saber lo que ocurría a quién estaba al otro lado de la pantalla, no hacía falta. En realidad había cumplido su misión sin ni siquiera saberlo.

Escribir aquella frase fue, de alguna forma, darle voz a la situación. Darle realidad.  Y de alguna manera, asumir esa realidad. Las lágrimas solo fueron la manifestación de ese "darse cuenta". Un insight en toda regla.

 "La escritura es la pintura de la voz" Voltaire


La escritura tiene un poder inmenso sobre nosotros, tanto cuando volcamos las palabras sobre el papel, como cuando nos convertimos en lectores de las mismas, sean  las nuestras o  las de otros. Por eso siempre digo a mis pacientes que escriban las tareas que les mando o que plasmen en papel sus pensamientos  cuando lo crean conveniente. Da igual si es en una libreta preciosa, en  un trozo de papel que han pillado por casa o en  "las notas" del móvil, pero que lo escriban. Que escriban para sí  mismos ¿Y esto por qué? Pues son varias las razones:

  • Porque escribir ayuda a ordenar pensamientos e ideas. Nos ayuda a aclararnos.
Resultat d'imatges de escritura
  • Porque escribir ayuda a poner palabras a sentimientos, sensaciones, emociones... que a veces nos cuesta identificar. Y cuando los identificamos, tenemos más poder.
  • Porque escribir nos ayuda a  desahogarnos. Un papel no es una persona pero a veces el mejor desahogo y el más profundo es el que uno consigue frente al papel, que al fin y al cabo es el desahogo con uno mismo, el más personal.

  • Porque escribir nos ayuda a enfrentarnos a nuestros temores, empezando porque nos ayuda admitir cosas que a lo mejor de otra forma no admitiríamos.
  • Porque escribir nos  deja una prueba de nuestra evolución a lo largo del tiempo.
  • Porque escribir  nuestras predicciones catastróficas para luego comparalas con la realidad nos ayuda a reflexionar y resulta de gran utilidad.
  • Porque escribir  nos ayuda a corregir más fácilmente ideas irracionales. Sobre todo al principio, cuando uno no sabe debatir con sus ideas enemigas, las que  dan lugar a sufrimiento gratuito.
    Resultat d'imatges de escritura
  • Porque escribir nos ayuda muchas veces a encontrar soluciones a ciertos problemas o dilemas; o a llegar a conclusiones más claras.
  • Porque  escribir nos puede ayudar a llorar, a sacar, a soltar...y eso calma. Y en cierto modo, a algunos niveles, cura.
  • Porque cuando vienen momentos  de oscuridad, uno puede echar mano de sus escritos de su puño y letra, de su trabajo a lo largo de los meses y ver que en un momento no tan lejano estaba convencido de aquello que escribía y que si pensó y sintió aquello, puede volver a pensar y sentirlo cuando salga del momento oscuro en el que está.
Escribir es terapéutico. Según el problema y las circunstancias de cada uno, valdrá o no como única herramienta pero en cualquier caso es una práctica positiva  que es bueno promover tanto en contexto de terapia como fuera de él.





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Sara LLorens Aguilar
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