Ahondando en el Trastorno de Identidad Disociativo

En el último post te hablé de los trastornos disociativos y hoy vamos a profundizar un poco más en ellos, concretamente en el que me resulta más interesante: el Trastorno de Identidad  Disociativo (TID). Para entender este trastorno hay que partir de la idea de disociación vertical ¿Y qué es eso?
  • La llamada disociación vertical es aquella que divide  la parte consciente en varios estados, es decir, nuestra identidad (consciente) se fragmenta en varias identidades (la crítica, la agresiva, la cuidadora, la eficiente...). A la hora de hablar del TID, tenemos que tener en cuenta este tipo de disociación.          


Cuando nos sentimos amenazados,  la respuesta fisiológica inmediata es de lucha o huida. Sin embargo, si no podemos llevar a cabo ninguna de estas respuestas nuestra mente puede crear una alternativa de respuesta: dividir  la conciencia para escapar mentalmente del momento presente. Es como si tu mente apretara  el botón de "off" desconectando así del momento traumático que se está dando. Si ese momento traumático se da repetidas veces (por ejemplo, abusos sexuales) a una edad temprana en la que no se dispone de muchos recursos cognitivos, esta "desconexión"(disociación) puede convertirse en algo automático, una forma más de escapar a los momentos que se viven como estresantes.

                                          Resultado de imagen de identidad disociativo

El TID se relaciona con el apego desorganizado en la niñez. Esto significa que la figura(s) de autoridad  (padre, madre, abuelos...) son fuente de miedo y de confort a la vez, lo que hace que el niño  se sienta atrapado porque no puede pedir ayuda. Como consecuencia, un niño  que vive situaciones traumáticas y que padece en casa un apego desorganizado, puede dividir su identidad en varias identidades incompatibles (disociación vertical) como vía de escape a sus miedos ya ansiedades. Es importante que tengamos en cuenta que no hablamos de varias identidades per se sino más bien de una sola que se ha dividido en varias. Y cada una de estas divisiones tiene su propia memoria, lenguaje, conductas, expresiones...

Muchos expertos en la materia sugieren  que cuanto más pequeño sea el niño en el momento del trauma y más veces  tenga lugar, mayor será la fragmentación de la personalidad, es decir, más grave será el TID que desarrolle la persona. Sin embargo, existe un gran abanico de posibilidades en cuanto a la gravedad y los síntomas de este trastorno. Algunos de los síntomas más habituales en este trastorno serían lo que te describo a continuación:
  • Crisis disociativas
  • Ideas fijas
  • Alucinaciones auditivas
  • Apatía
  • Abulia
  • Falta de emociones
  • Anestesia parcial o general
  • Analgesia
  • Pérdida del control motor
  • Pensamientos intrusivos
  • Actos fuera del control voluntario
  • Pérdida de funciones (voz,vista..)
En el próximo post ahondaremos en  la psicopatología del trastorno, explicando cada uno de los síntomas mencionados y dando ejemplos de los diferentes casos en los que se pueden dar y de qué manera.




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Sara LLorens Aguilar

sllorens@cop.es

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