Nuestro tercer cerebro: el corazón


El estómago (todo el tubo digestivo, en realidad) está considerado como nuestro "segundo cerebro" y contiene neuronas que actúan independientemente de las neuronas del cerebro.
El estómago tiene su propio cerebro | Clinica Sanza-BlogEn nuestro tubo digestivo reside nada más y nada menos que el 90% de la serotonina que alberga nuestro organismo. Cuando nuestro cerebro libera serotonina, tenemos sensación de felicidad y bienestar.  Sin embargo, esta sustancia también regula la sensación de hambre/saciedad y de ahí a que su presencia sea tan elevada en los intestinos. Cerebro y tubo digestivo se comunican de forma bidireccional a través del nervio vago, por lo que lo que ocurre en uno afecta al otro y viceversa. Es decir, lo que comes, cómo tu intestino lo procesa, hasta el tipo de flora  intestinal que tu organismo tenga.... todo ello será información que vaya a tus neuronas cerebrales y estas se verán afectadas por dicha información y a su vez enviarán información a tus intestinos. Cuando hablamos de "tener mariposas en el estómago", "se me ha hecho un nudo el estómago" o  "me cago de miedo" no son  solo frases hechas, sino que realmente  representan una realidad fisiológica: mi cerebro envía señales a mi estómago para que la movilidad intestinal sea mayor o menor, provocando así estas sensaciones. 
Pero hoy  no quiero escribir sobre nuestro segundo cerebro sino sobre el tercero: nuestro corazón. El corazón alberga aproximadamente unas 40.000 neuronas y también se conecta con nuestro cerebro a través del nervio vago de forma bidireccional. Se ha comprobado en los últimos años que el corazón envía más información al cerebro de la que recibe y parece ser que es el único órgano que hace esto. Según los estudios, existen cuatro tipo de conexiones que van desde el corazón hacia el cerebro influyendo en este último:
  • Comunicación neurológica mediante impulsos nerviosos. El corazón puede inhibir o activar ciertas partes del cerebro, influyendo así en nuestro procesamiento de la información que nos rodea y  por lo tanto en nuestras reacciones.
  • Comunicación bioquímica  a través de  hormonas y neurotransmisores. Por ejemplo, el corazón puede producir y liberar oxitocina ("hormona del amor") o cortisol ("hormona del estrés")
  • Comunicación biofísica a través de ondas de presión. El corazón envía mensajes al cerebro y al resto del cuerpo a través del ritmo cardíaco y sus variaciones (variabilidad cardíaca).
  • Comunicación electromagnética. El campo electromagnético del corazón es de unos 5 metros (el mayor de todos los órganos, incluido el cerebro). Cuando tenemos  miedo o estrés, parece ser  que el campo electromagnético del cerebro cambia volviéndose más caótico. Es decir, el campo magnético de nuestro corazón  influye en el cerebral.
Según los estudios más recientes en el campo, procesamos la información que nos rodea primero a través del corazón y luego a nivel cerebral.

Ilustración de cerebro y corazón de vector dibujado a mano libre ...Parece ser que la frecuencia cardíaca es de ondas amplias y estables cuando tenemos pensamientos positivos y una buena regulación emocional. Sin embargo, nuestra frecuencia cardíaca se vuelve más caótica cuando nuestros pensamientos son negativos y tenemos emociones  negativas.  Lo que llama la atención es que  cualquiera de los dos ritmos cardíacos produce cambios en las ondas cerebrales sincronizándose con las mismas.

En otro estudio  muy interesante (por lo menos a mí me lo parece) se observó que  la información que procesa el  corazón no tiene en cuenta nuestros recuerdos, por lo que la percepción de la realidad  a través del corazón no está distorsionada por nuestras experiencias pasadas. El corazón ofrece a nuestro cerebro información del ambiente a otros niveles  superiores.

Otro dato interesante es que se ha demostrado la  relación entre una elevada variabilidad cardíaca (que no elevada tasa cardíaca) con mayores niveles de concentración, memoria, fluidez verbal y habilidades emocionales y cognitivas en general. Cuando nos alegramos, aumenta a variabilidad cardíaca. De hecho, hay estudios científicos que han comprobado que enfermedades como el Alzheimer se relacionan con una baja variabilidad.Sin embargo,también se observó que monjes tibetanos expertos en meditación, al llevar a cabo dicha práctica, la conexión cerebro y corazón disminuía, como si  nuestro corazón intentara silenciar a nuestro cerebro durante la práctica de la meditación ¿Entonces? Hay que ir en la búsqueda de la llamada COHERENCIA CEREBRO-CORAZÓN, que según los expertos  resultaría en la expresión máxima de nuestro potencial emocional, cognitivo y biológico. Practicar la gratitud, la sencillez, la paciencia, el mindfulness y  la introspección son  buenas formas  de poder acercarnos a  esta coherencia de la que hablamos.

Cerebro o corazón? El amor analizado por la ciencia | Noticias de ...Otro estudio de Cambridge demostró que el  corazón late de una forma o de otra antes de tomar una decisión positiva/beneficiosa o negativa/perjudicial. Esto podría indicarnos que el corazón sabe  el resultado positivo o negativo de la decisión antes de tomar dicha decisión de forma racional. En consonancia con este estudio, una hipótesis que  barajan los expertos en la materia es que las personas que tienen una buena  interocepción (la capacidad que tenemos de escuchar las señales que nos envía nuestro cuerpo) podrían  tomar mejores decisiones que aquellos que tienen una baja interocepción, ya que los primeros dispondrían de  una mayor capacidad de escuchar los latidos de su corazón.  Una vez más, el mindfluness  sería una práctica muy útil para poder aumentar nuestra capacidad interoceptiva. Existen muchos estudios científicos que relacionan la práctica del mindfulness con la disminución de estrés, mayor estado de bienestar, mejor manejo de las emociones... y otras muchas beneficios asociados.
Por otra parte, otro dato interesante y en relación a todo lo anterior: a veces nuestro cerebro "se apaga", desconecta por unos milisegundos. Es el llamado "parpadeo atencional". Parece ser que esto se produce cuando el cerebro no está conectado con el corazón, entonces, por unos milisegundos, el cerebro se apaga, desconectando de su entorno. Es decir, percibimos el mundo que nos rodea siempre y cuando cerebro y corazón estén comunicados.

Este es un pequeño resumen de  algunos de los estudios que se han llevado a cabo en el campo de la neurociencia en los últimos años y que son la causa de que el corazón haya pasado de ser considerado una  mera máquina de bombeo a estar en el punto de mira de neurocientíficos de todo el mundo.

Me parece un tema muy interesante así que volveremos a hablar de él más pronto que tarde...


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Sara LLorens Aguilar
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