Conexiones perdidas


Así se llama el libro de Johann Hari que estoy a punto de terminar y  del cual vengo a hablarte en el post de hoy.  Como cualquier libro que recomiendo por aquí, es de lectura fluida y cercana. En su libro, Hari nos ofrece una nueva perspectiva de por qué la gente cae en depresión. Los puntos de vista que nos ofrece son de sentido común pero contradicen la visión que impera en nuestra sociedad acerca de este trastorno: que la depresión tiene una causa mayoritariamente biológica y que si la sufres es porque "algo en tu cerebro no va bien". Como dice en el libro "se supone que tu cerebro está roto y hay que arreglarlo". Ya te he hablado de este tema en otros posts y como cada vez es más sólida  la investigación  al respecto, creo que conviene divulgar esta información. Recordemos que alrededor de un 4,5% de la población mundial padece este trastorno, sin contar lo que se habrá disparado en el último año debido a la pandemia y todo lo que ha traído consigo.

Cuando un paciente con depresión viene a consulta y te dice cosas como "es que yo soy así, mi cerebro funciona de forma diferente al de la mayoría"  esto tiene muchas más implicaciones de las que a primera vista parece. En mi opinión,  la más importante es que la  esperanza se pierde y con ella la motivación para trabajar el problema. Es totalmente comprensible, si soy así para que me voy a esforzar en cambiar un defecto que viene de fábrica. Si yo pensara lo mismo, también perdería la motivación.

Dos cosas muy importantes sobre la depresión que  este autor nos recuerda en su libro:

1. La hipótesis de las monoaminas (la supuesta razón por la que los antidepresivos funcionan) no ha sido demostrada. Es más, a estas alturas hay muchísimos estudios cuyos resultados contradicen dicha hipótesis. Los antidepresivos funcionan para algunas personas,sí, pero que funcionen no significa que lo hagan porque solucionan la causa que da lugar al estado depresivo. Ojo, hay una diferencia importante. Si quieres recordar un poco sobre el tema, pincha aquí

2. Si bien es cierto que existe un gen relacionado con la ansiedad y la depresión, y por lo tanto existe una posibilidad de carácter hereditario, también es verdad que los genes se pueden activar (expresarse) o desactivar (no expresarse) según el ambiente en el que uno se desarrolle. Por lo tanto, aunque heredases dicho gen, este se manifestaría en ambientes  muy estresantes, con cierto componente traumático por ejemplo. Esto significa que aunque se ha demostrado que existe cierto componente hereditario tanto para la ansiedad como para la depresión, las posibilidades de que el gen se manifieste son específicas según el contexto. Es decir, heredar esos genes no es determinante para padecer ansiedad y/o depresión.

Muchas investigaciones ponen en duda que el  cerebro de las personas con depresión esté estropeado y sin embargo recalcan que las correcciones hay que hacerlas en el contexto que rodea al individuo. Precisamente en eso se centra el libro: en las conexiones perdidas como principal causa del estado depresivo. Te las voy a resumir para que te hagas una idea de los puntos clave y si te interesa, puedes hacerte con el libro para profundizar  en el tema.

  • Desconexión de un trabajo que me guste, que me motive, algo que me haga sentir útil y me aporte cierto grado de autorrealización, así como que me permita cierta calidad de vida. Un trabajo con unas condiciones decentes a todos los niveles. A día de hoy, tener un trabajo con buenas condiciones y en el que uno este motivado es un verdadero privilegio. Mucha gente deprimida se encuentra en trabajos en los que no se sienten valorados, realizados y, en ocasiones,  ni siquiera respetados. Trabajos que no les dejan tiempo para una vida personal con un mínimo de calidad. Según los estudios, esto repercute en gran medida en el estado de ánimo de las personas de forma general  contribuyendo en más de lo que creemos a generar un estado de ánimo depresivo.
  • Desconexión de los demás. Existen bastantes estudios que han demostrado que la soledad es un factor crucial a la hora de poder desarrollar una depresión. Aquí hay que destacar que no es lo mismo estar solo que sentirse solo. Puedes estar rodeado de gente todo el tiempo, tanto en tu vida personal como en la profesional y sentirte solo. Sin embargo, también puedes vivir aislado, en plan ermitaño, lejos del mundanal ruido, y no sentir soledad. La soledad es un sentimiento que no depende tanto de con cuánta gente me relacione sino sobre todo de si siento conexión con alguien. Y sentirte desconectado de forma prolongada  del resto de seres humanos que te rodean, sentirlos lejos... muy lejos, significa comprar muchas papeletas para un estado de ánimo depresivo.
  • Desconexión de los valores significativos. Vivimos en una sociedad consumista que prácticamente nos condena a sentirnos permanentemente insatisfechos, ya sea con nuestro físico, con nuestro estilo de vida, la casa que tenemos, el coche, la ropa... un sinfín de cosas. No hace falta que te diga que la publicidad, en todos sus formatos (y a la cabeza estaría Instagram) es la principal responsable y mantenedora de esta permanente insatisfacción. ¿Cómo sentirme feliz y satisfecho si se me empuja constantemente a necesitar algo más, algo "mejor"? Claro que es posible no dejarse llevar por todo el circo pero se hace más difícil para una gran mayoría.
  • Desconexión de los traumas del pasado. Muchas personas con depresión llevan una mochila muy pesada perteneciente al pasado y que está sin resolver. Lo que suele pasar cuando no nos encargamos de vaciar la mochila (bien por miedo; bien porque creemos que no es tan importante; o quizás incluso porque se ha guardado en nuestra mente a modo de recuerdo reprimido) es que suele manifestarse a través de diversos problemas, bien sea una depresión  sola o acompañada de otros trastornos.
  • Desconexión del estatus y del respeto Percibir que se posee un estatus en la escala social  más bajo del deseado y que  uno no recibe el respeto  que considera que merece por parte de los demás, son otros dos factores importantes que coinciden en las personas deprimidas. Vivimos en una sociedad en la que, aunque puede parecer lo contrario, hay gran escala dentro de la jerarquía social y una gran diferencia entre los diferentes estratos de  la misma, con lo que sentir  una diferencia de estatus socioeconómico con respecto a quiénes nos rodean, con el consecuente sentimiento de desventaja que para algunos supone eso, es más común de lo que podríamos creer.
  • Desconexión del mundo natural. Según las investigaciones, las personas deprimidas estarían desconectadas de la naturaleza. La depresión  lleva al paciente a estar muy centrado en sí mismo, un egocentrismo elevado (que no por capricho) y pasar tiempo conectado con la naturaleza nos recuerda que somos parte de un todo mucho más extraordinario e importante que nosotros mismos. Digamos que nos saca de nosotros mismos para reconectarnos con el todo y ayudarnos así a relativizar y sentirnos conectados a algo mucho mayor que el propio individuo.

  • Desconexión de un futuro esperanzador y seguro. Cuando piensas que tu momento actual es malo pero que es temporal, esto te aporta cierto grado de esperanza y tranquilidad. La idea de que algo negativo tiene fecha de caducidad, lo hace más llevable ¿cierto?. Sin embargo, cuando tu perspectiva cambia y no ves  posibilidad de un cambio a mejor, te robas a ti mismo la posibilidad de un futuro, la esperanza, la ilusión de algo mejor. Parece ser que este es otro factor importante a la hora de poder caer en un estado depresivo. Desde mi punto de vista es crucial, porque si la persona ha perdido la fe en la posibilidad de un cambio ¿por qué y para qué intentarlo?

Quiero recalcar algo que considero importante. Muchas veces, cuando la gente piensa en alguien con depresión, se imagina a una persona llorando todo el día y que no sale de la cama. A veces es así pero otras puedes tener una depresión importante, sentir que caes en el más profundo de los abismos y, sin embargo, ser un estudiante 10,  ser una mamá o papá todoterreno, ir impecable,  hacer mucha vida social, tener una actitud extrovertida y alegre de cara a los demás... y sentir una enorme oscuridad, llorar a escondidas, darte atracones de comida o beber más de la cuenta cuando nadie lo percibe.... y así con un sinfín de distintas situaciones. Creo que es importante concebir la depresión en todas sus formas porque los estereotipos y las etiquetas a veces nos ciegan y no nos permiten ver cuando alguien está pidiendo ayuda a gritos "porque no encaja" con lo que tenemos en mente acerca de una persona depresiva.

Ya para terminar, como comenta el autor basándose en numerosos estudios y entrevistas con algunos de los mayores investigadores a nivel internacional  en el campo: quizás el camino no está tanto (o al menos no solo)  en la química sino en reconectar con lo que cada uno haya desconectado por el camino. Aunque eso suponga el incómodo proceso de investigar, reconocer y cambiar cierta parte de nuestro mundo.

Lectura muy recomendada, además el autor ha convivido con la depresión durante muchos años, con lo que la delicadeza y  la empatía están servidas. 


Con posibilidad de terapia on-line
 

Instagram: sarallorenspsicologa

Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es

Comments

  1. Ya había oído comentarios de este libro muy positivos pero con tu reseña más ganas aún me han dado de leerlo. Me parece muy importante hablar de ella y normalizarla al igual que hacemos con otros problemas de salud que podamos tener.

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    1. Hola Aurora,

      Gracias por tu comentario.Estoy segura de que no te arrepentirás de leerte el libro.Un saludo!

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