La esperanza

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"No entiendo porqué la gente recibe el año nuevo con tanta alegría  si a lo mejor es  peor que el anterior. No encuentro sentido a recibir con tanto ímpetu el año que viene cuando no sabes si a lo mejor es el más desgraciado de tu vida. Si a mí me hubieran dicho hace cuatro Nocheviejas lo que  iba a pasar aquel año que entraba..."  

Esto me lo decía la persona con la que quedé a comer hoy, el último día del año. Último día del año:  día de reflexiones y repaso  para unos, de conclusiones para otros, de los famosos objetivos o propósitos para el año que entra... Algunos lo despiden en familia, otros entre amigos, algunos otros en pareja, los hay que prefieren la tranquilidad de la soledad y otros la fiesta a lo loco (aunque todos sabemos que estos dos últimos años menos que nunca)... En cualquier caso la mayoría de nosotros  recibimos el  Año Nuevo con alegría e ilusión. Pero si nos paramos a pensar y reflexionamos  desde la lógica, esta persona tiene razón...  ¿por qué recibir con tanta alegría el año que entra si no tenemos ni idea de lo que nos traerá? En realidad es absoluta incertidumbre, no tenemos ni idea de lo que va a pasar, ni en nuestras vidas ni en el mundo. Y sin embargo, es una de las pocas veces  en las que el ser humano abraza la incertidumbre ¿Por qué? Porque en este caso la esperanza se impone al miedo. La esperanza de que si me ha ido bien, por favor que siga así o incluso un poquito mejor si se puede; si me ha ido mal, quiero creer que va a ir mejor, necesito creerlo. Por encima del miedo está la esperanza, por eso las personas recibimos el Año Nuevo con ganas, con ilusión, con la esperanza de que las cosas irán bien o mejor.

La esperanza es necesaria porque actúa como motor de vida. Cuando se impone al miedo conseguimos tener una razón para caminar, hasta en la peor de las situaciones. Cuando no hay esperanza, el mundo se vuelve oscuro y nos apagamos. La necesitamos para tener cierta calidad de vida, para conseguir nuestros objetivos, perseguir nuestros sueños o superar nuestros miedos. Cada cual con su situación y su propósito.

 

"Aunque el miedo tenga más argumentos, elige siempre la esperanza" Séneca

 

A fin de cuentas, la manera en la que recibimos el nuevo año, no es sino otra forma que tiene nuestra mente de sesgar la realidad para poder convivir con ella, supervivencia psicológica, ni más ni menos. Dar por sentado que el año que viene será igual de bueno o mucho mejor no deja de ser un sesgo cognitivo que mantiene viva la esperanza para poder sobrevivir, psicológicamente hablando. Es una de las cientos de maneras que tiene nuestra mente de adaptarse al mundo en el que vivimos. Y solamente por ello, albergar esperanza no es solo bonito y motivador, sino que también es inteligente porque en cierto modo implica una estrategia de adaptación al medio   ¿alguna vez te habías parado a pensarlo de esta forma?

Vamos a darle una cálida bienvenida al 2022, a ver si nos devuelve el recibimiento...

 

¡Feliz Año Nuevo!



Con posibilidad de terapia on-line


Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es

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