Cómo cicatriza un corazón roto


El mundo está lleno de corazones rotos. Eso lo sabemos todos. Muchos están hechos añicos, otros a medio recomponer y la gran mayoría de los corazones que habitan en este mundo llevan a cuestas varias cicatrices, unas más importantes que otras. Heridas que han curado a base de muchas lágrimas, esfuerzos, tiempo, personas que nos han ayudado a curarlas y otras a las que hemos usado para conseguirlo… Los corazones con cicatrices no solo son prueba de nuestras experiencias fallidas, sino que también nos van construyendo como personas, como parejas y como amantes. Cierto es que cada cicatriz añadida, en una gran mayoría, implica un poco menos de fe, algo más de desconfianza, bastante más miedo y un muro un poco más alto. Pero también es verdad que cada una de esas cicatrices nos hacen un poco más fuertes, un poco más conocedores de nosotros mismos y también de la naturaleza humana. Nos ayudan a conocer mejor nuestros deseos, nuestras carencias (que muchas veces queremos que el otro se encargue de suplir), nos ayudan a descubrir cosas sobre nosotros mismos que desconocíamos, también a saber mejor qué es lo que queremos y… también lo que NO queremos. Durante el proceso de cicatrización, reflexionamos sobre qué falló, lo que disminuye la posibilidad de repetir el mismo error en el futuro (si bien es cierto que para esto el ser humano suele tener que tropezar con la misma piedra unas cuantas veces…)

Un corazón roto es tremendamente doloroso, pero de él aprendemos, y en según qué experiencias y dependiendo del tamaño de la cicatriz, el aprendizaje que uno se lleva vale por tres cursos avanzados. En consulta se tratan estos temas mucho más a menudo de lo que la mayoría piensa. A veces la persona viene porque le cuesta demasiado superar la ruptura y se ha quedado atascada en ella. Otras veces se acude para saber cómo romper porque es lo que se desea pero uno no se ve capaz de llevarlo a cabo. Una ruptura mal llevada puede dar lugar a muchos bloqueos que pueden alargarse y complicarse, como ocurre con un proceso de duelo patológico. Aunque afortunadamente en este caso la persona sigue con vida, solo que ya no estará en la nuestra.

No me voy a parar a explicarte qué hacer tras una ruptura porque las pautas generales nos las sabemos todos. Me voy a parar en otro punto más específico: factores  que bloquean el proceso de recuperación. En algunos casos las personas actuamos torpemente tras una ruptura, complicándola mucho y perjudicándonos a nosotros mismos y al otro. Es como estar cosiendo la herida y al mismo tiempo coger unas tijeritas y “punto que doy, punto que quito” y hay que intentar en la medida de lo posible evitar esto. 

¿Qué aspectos hay que evitar/vigilar durante el proceso de ruptura? Algunos de ellos son los siguientes y todos ellos tienen que ver con uno mismo y no con el otro, que al fin y al cabo es lo que está bajo mi control y responsabilidad: mi parte.

     Evitar el contacto. Mantener contacto tras la ruptura suele ser un error que dificulta el proceso. Es más que recomendable romper el contacto durante un tiempo ¿cuánto? El que sea necesario para cada pareja hasta que puedan quedar/verse/contactar como amigos, si es que lo desean. Ser pareja de alguien y esperar poder ser amigos a corto plazo es muy poco realista. Siempre va a depender de las circunstancias de la pareja y la ruptura pero por regla general ha de pasar un tiempo bastante largo para poder establecer una amistad , en caso de que sea lo que ambos desean. Cuando hablamos de “contacto” esto incluye todo tipo de redes sociales.

   Cuidado con no respetar mi propio proceso y querer acelerar el ritmo porque los demás pueden y entonces yo debería de poder.  “A rey muerto, rey puesto” les va bien a algunas personas y a otras no, y en ambos casos está bien. Si necesitas más tiempo que otros, deberías intentar respetarlo y no forzarte a situaciones que muy probablemente acaben empeorando tu estado de ánimo y confundiéndote más. Muchas personas se fuerzan tras una ruptura a situaciones para las que no están preparados y ello lleva a sentimientos negativos mucho más intensos debido a comparaciones inapropiadas e innecesarias, que llevan a formas de pensar, asociaciones y creencias todavía más innecesarias y muy dolorosas. 

Cuidado con culpabilizar al otro de todo. Echar la culpa a la otra persona y situarme en el rol de víctima suele ser también un error común. Salvo situaciones extremas, raro es que en una ruptura alguien tenga el 100% de la responsabilidad de la misma. Es importante para el proceso de curación que te pares a reflexionar sobre cómo has participado en el proceso. No se trata de buscar culpables sino de evitar el autoengaño, el victimismo y el sufrimiento innecesario que puede llevar a acciones que dificulten el proceso de recuperación. Por ejemplo, mantener un discurso interno en el que me sitúo como víctima puede llevar a mucha rabia y frustración que pueden llevarme a momentos de pérdida de control en los que llamo o escribo  a  mi expareja diciendo cosas  de una manera  de la que más tarde me arrepienta, me haga sentir peor y eso me lleve a un estado de ánimo y una autoestima más bajas todavía.

   Cuidado con culpabilizarme a mí de todo. Este sería el extremo opuesto al anterior. Hay personas, normalmente quién no toma  la decisión de la ruptura, que empiezan a buscar con lupa cualquier posible razón por la que el otro tomó la decisión. Esto conlleva un elevado grado de autocrítica que rara vez está justificado y que conduce a la baja autoestima y a mucha inseguridad en uno mismo. Una cosa es reflexionar acerca de lo que pude hacer mejor y algo muy diferente es flagelarme por cada movimiento que hice cuando estábamos juntos. Lo primero es introspección, autocrítica sana que me ayudará en futuras relaciones, mientras que lo segundo es autocrítica destructiva que solo conseguirá que desconfíe de mí mismo y de mi valía.

     Hay que vigilar mucho la narrativa interna. A lo largo del proceso de recuperación pasamos por emociones muy diversas: desde una tristeza profunda, pasando por la rabia, la exasperación, la indiferencia, la frustración, la impotencia… Y la gestión emocional de todas ellas va a depender en gran medida de trabajar los pensamientos que las provocan. Como suelo decirles a mis pacientes: hay que  aprender a filtrar la basura mental.  Vigilar en qué pensamientos me focalizo, en qué tipo de recuerdos me regodeo, qué  tipo de predicciones hago, cómo me hablo a mí mismo….Todo eso y mucho más forma parte de nuestra narrativa interna.

     Evita encerrarte en ti mismo. Esto no significa que tengas que salir a todas horas y mantenerte ocupado 24/7. La gente de alrededor suele animarte a que salgas, conozcas a gente, te mantengas ocupado y activo… Y sí, es necesario en cierto grado porque el aislamiento no ayuda al sufrimiento, al contrario. Pero si bien es cierto que hay que evitar el aislamiento extremo, también hay que saber encontrar el equilibrio entre mantenerse abierto al mundo y respetar los propios momentos de soledad y reflexión, que son igual de necesarios en el proceso de recuperación. Cada uno ha de ir averiguando  lo que le va mejor, qué equilibrio le ayuda a mejorar su discurso interno y su estado de ánimo.

    Cuidado con el yo puedo solo.  Buscar ayuda si la necesito. Todo el mundo rompe y no necesita un psicólogo, eso es una tontería. En este mundo hay que aprender a tener personalidad y esto significa que hay que tener criterio propio. No todas las rupturas son iguales y las circunstancias en las que se den, así como las personalidades de los miembros de la pareja, van a marcar la dificultad del proceso. No todas las cicatrices son iguales, unas necesitan más puntos que otras. Y aunque la cicatriz no sea especialmente grande, a veces, simplemente, uno no sabe coserla solo. Y no pasa nada, es inteligente saber reconocer cuando necesitamos ayuda. Y más inteligente aún saber pedirla.

Tómate tu tiempo y respeta tu ritmo, intenta ser honesto contigo mismo a la hora de analizar lo que pasó e incluso lo que está pasando, sé consecuente con las acciones y decisiones que llevaste a cabo y que, en parte, han contribuido a que estés donde estás en este momento. Cuídate bien a todos los niveles y deja que te cuiden. Aprende de la situación. Cicatriza bien para asegurarte de que cualquiera que  entre en tu vida (o vuelva a ella de nuevo) sea una elección y no una necesidad.



Con posibilidad de terapia on-line


Sara LLorens Aguilar
sllorens@cop.es

Comments

  1. Muy buena entrada. Me gusta mucho tu blog :)

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