Relación mente y microbiota


¡Ha pasado mucho tiempo desde el último post! Después de más de más de tres meses en Alemania, ahora que estoy de vuelta y me propongo retomar el blog. Y le vamos a dar la bienvenida al 2023 con un tema que está en auge en los últimos años y que a mí particularmente me resulta muy interesante: relación mente-microbiota. Así que retomamos con...

¿Pueden nuestras heces darnos información sobre el estado de nuestra mente?

Pues parece ser que sí.

Desde hace algunos años para aquí se ha empezado a dedicar especial relevancia a la microbiota y su relación el Sistema Nervioso Central, es decir, nuestro cerebro. Ya es una realidad más que confirmada que los millones de pequeñas bacterias que tenemos en el intestino, especialmente en el intestino grueso, influyen de manera importante en nuestra forma de pensar, sentir y comportarnos. Y quizás te plantees ¿Cómo van a estar esas bacterias que se encuentran en nuestras cacas (¡poca risa, que el estudio de las mismas salva vidas en muchos casos!) relacionadas con cómo pensamos  o nos comportamos? Pues lo están. No olvides que a día de hoy el sistema digestivo es considerado el segundo cerebro y que contiene unos 100 millones de neuronas, además de estar conectado directamente y de forma bidireccional con el cerebro. Al igual que también lo está el corazón, considerado el tercer cerebro.

Volviendo a los bichitos…Se estima que hay aproximadamente unos 100 billones de microorganismos en nuestro cuerpo y la mayoría se concentran en el intestino, de ahí a que la mayoría de veces que se habla de microbiota se haga referencia a la intestinal pero también tenemos bichitos repartidos por todo el resto del cuerpo y la relación es simbiótica, es decir, ellos ayudan a nuestro organismo a funcionar bien y nuestro organismo les proporciona una atmósfera adecuada para su supervivencia. Lo que llamaríamos un buen acuerdo.

Ya son varios los estudios que han relacionado un desequilibrio en la microbiota con problemas de ansiedad, estrés, sociabilidad y enfermedad.  Se han hecho experimentos en los que se ha observado que  ratas con la microbiota alterada desarrollaban un comportamiento disfuncional y problemas de aprendizaje en comparación a sus compañeras del grupo control (aquellas a las que no se les había manipulado su microbiota). Otros pequeños datos que pueden resultarte interesantes: se ha observado que algunas de estas bacterias sintetizan Triptófano, que es el precursor de la Serotonina (principal neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo, sobre el que muchos de los antidepresivos actuales influyen para producir su efecto farmacológico). Al igual que se ha observado que en ratas las estresadas crecen significativamente un determinado grupo de bacterias, que no crecen en el grupo control (ratas no estresadas), lo que significa que hay una relación entre microbiota y estrés.  También se ha visto que los cambios dañinos en la microbiota intestinal dan lugar a una disminución del Factor de Crecimiento Cognitivo en áreas cerebrales relacionadas con la memoria, aprendizaje y estado de ánimo. Es decir, que cuando la microbiota se altera parece ser que esto afecta al número de neuronas  que crecen hay en estas áreas cerebrales. Y así, con un sinfín de estudios a lo largo de los últimos años. Por si te lo estás preguntando, también hay estudios con humanos y los resultados parecen ir en la misma dirección.

Es por esta razón que a día de hoy y desde ya hace varios años, muchas de las más prestigiosas universidades y centros de investigación dedican su tiempo y dinero a estudiar las heces, ya que se puede obtener información muy relevante a través del tipo y cantidad de bacterias que nos encontramos en las mismas.

¿Y cómo puedo mejorar mi microbiota?

Una dieta saludable, que es recomendable siempre y para todo, se hace aún más importante cuando hablamos de microbiota. Y también por este mismo tema, es tan importante que el uso de antibióticos sea lo más estricto posible y solo se tomen cuando haga falta, ya que son especialmente dañinos para las bacterias que habitan en nuestros intestinos y que en silencio cuidan de nosotros.Y a su vez también se ha comprobado como el ejercicio físico practicado con regularidad aumenta la cantidad de bacterias beneficiosas y la diversidad de las mismas. Una vez más, comprobamos los innumerables beneficios de mover el cuerpo ¡que es para lo que está hecho!

Si te interesa este tema, te recomiendo aquí un par de libros que para público general y además muy amenos: ¡Es la microbiota, idiota! de la Dra. Sari Arponen que trata al completo el tema de la microbiota (no solo la intestinal) y Neurociencia del cuerpo de Nazareth Castellanos,  en el que dedica un apartado al tema pero el libro en sí no tiene desperdicio si estás interesado en cómo el cuerpo en general influye en nuestra mente.



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